viernes, 19 de enero de 2007

La vida siempre es digna

Espero no llegar al día en que deje de amar mi propia vida, por la enfermedad o la desesperación, como Sopena, muerto en el lugar de su felicidad juvenil, que nos ha contado Iacobus, o Madeleine, la enferma de esclerosis lateral amiotrófica, muerta en presencia de varios defensores de la eutanasia y de una periodista en Alicante. El uno, despidiéndose en soledad, en un adiós íntimo y sobrecogedor; la otra, renunciando a la evolución incapacitante de su enfermedad y defendiendo su derecho a "vivir dignamente", algo que desconcierta a Emilio:
http://www.elpais.com/articulo/opinion/Derecho/vivir/dignamente/elpepuopi/20070119elpepiopi_7/Tes
No es justo decidir sobre algo que no es plenamente nuestro sino un regalo que disfrutamos en libertad, que se nos da a cada instante por amor. No es aceptable que sea más digno morir para no padecer que vivir luchando.

jueves, 18 de enero de 2007

Se ha escrito un crimen

Aunando garrotazos e iconos de infancia y apegándome a la candente actualidad, no me resisto a escribir al hilo del extraño asesinato del alcalde de Fago, el segundo pueblo más pequeño de Huesca, tanto que sus 35 vecinos se rigen por concejo abierto, con un alcalde y reuniones trimestrales. El caso es que no era santo de la devoción de algunos, y son muchos los sospechosos de haberle dejado la otra madrugada medio muerto o muerto del todo, supongo que lo segundo, en una cuneta. Poco puedo añadir, claro, pero sí echa uno en falta por allí a Jessica Fletcher, esa escritora de novelas negras que preparaba para el toque fúnebre en la iglesia de Cabot Cove cada vez que asomaba a la pequeña pantalla con su mítica musiquilla http://www.youtube.com/watch?v=mWEuwvwKTps. Y es que aquel paraje idílico de Maine, ¿cuántos habitantes podía tener?, ¿dos mil? Pues bien, no es que muriesen cien al año, es que morían asesinados, generalmente por algún familiar o amigo, y el crimen lo resolvía la novelista que hacía con ellos la compra y les invitaba a té con pastel de manzana en su casita de madera. Ahora se explican las altas cifras de mortalidad de Nueva Inglaterra. Pero Jessica no circunscribía su mala sombra y /o dotes investigadoras al ámbito local, sino que cuando pasaba alguno de esos fines de semana en el campo o presentaba su último libro en Nueva York o Los Ángeles... homicidio al canto, que ella tenía que escuchar la conversación imprescindible para resolverlo, escondida tras alguna puerta. Habrá que enviarla a Fago para dar con la clave de este misterio y que luego nos lo escriba en esa máquina de las de toda la vida.

miércoles, 17 de enero de 2007

Entre las dos, ninguna










Españolito que vienes

al mundo, te guarde Dios.

Una de las dos españas

ha de helarte el corazón.


(Antonio Machado)

Esas "españas" no merecen la mayúscula, y me suenan a cainismo del que no se ha escarmentado, al "Duelo a garrotazos" de Goya (c. 1820-23) en versión cibernética y con disfraz democrático. Escribo bajo los efectos de un "Patio del vecino", el espacio de opinión de los oyentes en las mediodías de Radio Salamanca. Rara vez lo escucho por la hora, pero mientras me recreaba con unos deliciosos fréjoles, una señora ya veterana ha logrado mezclar en su "desahogo" (como dice el presentador del programa, Santiago Juanes) los papeles del Archivo y la Guerra (in)Civil, el parking de Los Bandos y no sé qué otra cuestión local, el reciente debate Rajoy-Zapatero sobre la política contra ETA, la prensa afín a una y otra tendencia ideológica... para concluir llamando a los salmantinos a retirar el apoyo al actual alcalde. Que me parece muy bien que cada uno opine lo que sea, menos bien que me sorprenda en plena delectación culinaria, y fatal que este hecho sólo sea un ejemplo más de lo caldeado que está el ambiente. Es triste ver cómo muchos se limitan a agitar el cóctel de argumentos más o menos aceptables de los tertulianos de un signo y el otro, o de los voceros de los partidos (más preciso vocero que portavoz), y soltar a diestro y siniestro las verdades ajenas que se llegan a creer. Falta reflexión. Me sobran banderas enarboladas "en contra de", artimañas dialécticas y hermosas palabras vacías de contenido. Me sobra la sangre fratricida asomando en las esquelas de los periódicos y en las leyes parlamentarias. Me sobran manifiestos y pancartas detrás de los cuales el individuo se confunde con la masa, se desvanece y deja de pensar, de existir.

lunes, 15 de enero de 2007

La gran evasión

Todos tenemos algún icono de infancia que nos acompaña el resto de la vida, que ya es un amigo más con el que a menudo apetece reencontrarse para cargar los depósitos de nostalgia (nunca viene mal). Ayer tarde lo hice, aunque fuese sólo en su desenlace, con "La gran evasión" (1962), película de John Sturges que debí ver por vez primera a los siete años más o menos (tiene gracia que en internet figura el DVD como no recomendado para menores de 18). Desde entonces, la quiero. Quizá no muy bien valorada por los críticos en su tiempo, para mí es obra de auténtico culto, y una tras otra me vienen a la memoria escenas de aquellos hombres que vieron en los túneles Tom, Dick y Harry razones para la esperanza, para la paz y para la libertad.

La Luftwaffe había decidido encerrar en un campo a prueba de fugas a los más avezados escapistas entre los aviadores aliados que había ido capturando. Pero, claro, ese cóctel de talento innato norteamericano y perfección académica de la RAF (vale, me ha quedado muy propagandístico, jeje), se le atragantó a los carceleros. Era tan indigesto como el licor de patata del 4 de julio, tan trágico como el final del escocés Ives en las alambradas, tan gracioso como el agotamiento de Cavendish dirigiendo el coro, tan característico como el golpeo de la pelota de béisbol de Hilts en la "nevera", tan falso como los documentos que minuciosamente elaboraban los hombres de Blythe en las "lecciones de ornitología", tan ingenioso como la manera en que doscientos hombres ponían su granito de arena desprendiéndose de los millones de granitos de arena que originaban las excavaciones...

Cuando una noche de marzo de 1944, noche de claros de luna y alertas de ataque aéreo, Roger dio la orden de la evasión y setenta y nueve hombres recorrieron Harry, desde la estufa del barracón 104 hasta el bosque, todó había cobrado sentido. Algunos fueron unas horas libres y volvieron al campo, cincuenta murieron fusilados, tres lograron alcanzar la definitiva libertad. En la película, Danny y Willie, los artífices de las excavaciones, alcanzaron Estocolmo, como los noruegos Bergsland y Muller en la realidad; el holandés Van der Stok, caracterizado en la ficción por el australiano Sedgwick, cruzó los Pirineos gracias a los partisanos franceses y se las apañó para llegar hasta la embajada británica en Madrid.

Poned imagen y sonido a la aventura: www.youtube.com/watch?v=oX5uG-9LVKE

lunes, 8 de enero de 2007

Agonizar en Salamanca

Agonizar en Salamanca es la crónica ética-estética de los últimos días de Unamuno, desde el 18 de julio hasta el 31 de diciembre de 1936. Muy bien escrito por Luciano G. Egido, el relato aborda las contradicciones postreras de un hombre genial, que inevitablemente tenía que morir enfrentado a los dos bandos, sufriendo en la retaguardia el secuestro de su voz y desvaneciéndose hora a hora en la única certeza de que "¡Dios no puede dar la espalda a España; España se salvará porque tiene que salvarse!". Max Aub decía de Unamuno que "Don Miguel siempre creyó ser España". Murió el Rector cuando Dios y España eran palabras manoseadas e imperfectamente unidas, y mientras agonizaba crecía su paraíso interior edificado sobre las palabras y la búsqueda de la Verdad.

viernes, 5 de enero de 2007

Epifanía


Estrella es camino hacia la Estrella

que eligió por cielo un pobre establo,
que unió frío y miseria en el retablo
hecho carne en la catedral más bella.

Estrella es pregón de la promesa
en noche hermosa de Belén cumplida.
Estrella el Niño, Pascua florecida
que nace liberando al alma presa.

Estrella eterna en su fugacidad
que alumbra tierra nueva con sus vuelos,
caminos de Vida y de Verdad.

Estrella de la Salvación vigía,
y Dios haciendo fiesta en nuevos cielos...
El hombre le conoce: Epifanía.

miércoles, 3 de enero de 2007

El verdugo

De vez en cuando rompen la norma los programadores y merece la pena ver la televisión. Ha sido el caso de esta noche. "Versión española" de La Dos ha ofrecido "El verdugo", quizá la mejor película de la historia del cine español. El film, de 1963, es imprescindible. Luis Gª Berlanga rodea a Nino Manfredi del elenco de nuestros clásicos con Pepe Isbert a la cabeza y construye, con Rafael Azcona, una tragicomedia demoledora. Evidentemente, no falta la tradicional mención "austrohúngara" berlanguiana. Qué buen cine se hacía en tiempos de la censura. A ver si aprenden nuestros cineastas.

lunes, 1 de enero de 2007

2007: hora cero

Me pregunto cuántos a estas alturas de año se acuerdan de su blog y lo convierten en su plan de Nochevieja, mientras el hermano pequeño está revolviendo la casa en busca de una camiseta negra que por fin ha aparecido y los padres hacen tiempo hasta la hora de bajar al piso de los vecinos a echar la tradicional partida de cartas y compartir los no menos acostumbrados brindis.
Un par de años llevo ya refugiándome a estas horas en el blog: en 2006, "Algunos días sin nombre"; en 2007, "El nombre de los días". Me sorprenden los años nuevos inapetente de celebraciones nocturnas, reacio como soy al barullo y a la fiesta por imperativo social. Me descubren entre reflexivo y aburrido, y esta vez con algo de vértigo. 2007, si Dios quiere, me traerá la licenciatura, el cambio de chip que suponen los meses de estudio del MIR, nuevos proyectos en la Vera Cruz y... ¡los veinticinco!, cómo suena eso.