jueves, 31 de mayo de 2007

Los miércoles, milagro

Miguel la contó muy bien:
http://cardares.blogspot.com/2006/12/el-hogar-del-santo-job.html, y también quiero traer aquí esa tradición de cada miércoles, consistente en un homenaje a la amistad desde tiempo inmemorial. Sin estridencias. Sin mentiras. Sin más excusas que el placer de estar juntos convertido en necesidad y en bendita costumbre. Porque uno, que es de los de asistencia intermitente, lo echa de menos el miércoles que no contempla el milagro in situ. El milagro de las risas, del buen rollo deambulando entre sandwiches y bocatas, eligiendo entre la salsa rosa y la mayonesa en platos de patatas que siempre llegan previa confiscación de algún aduanero hambriento, que suele responder al nombre de David en sus múltiples variantes. El milagro de los miércoles es Omar contando las bondades de una alero prometedora del Hondarribia o las anécdotas de su último viaje, que ya perdemos la cuenta. Es Miguel lamentando madrugones "enusianos" para mesas electorales que se abren a las 5:30. Es Rodi renegando con razón de las prebendas de la SGAE. Es Ely sonriendo en japonés como sólo ella sabe hacerlo. Es Fer hablando de la invisible Laura o del futuro de nuestra Unión (siempre fiel la Preferencia... y en Zorrilla, un dos fijo, la duda ofende). Es Dosu llegando con Marina, es Juanjo llevando "El Fresno" a la gloria, es Blanco trocado en verde "Paz y Honor", es José Manuel arrastrando sin triunfos... Son Curto y Quique ingeniándoselas para tocar las nubes por nosotros y traernos la caricia de vivir el milagro en el exilio. El milagro es David, porque esto no puede quedar así, como en el césped de Derecho, y siempre podemos completar la noche con una expedición a un lugar por él descubierto, ¿cómo era?... ¡"Monte Pelao"!. Porque los miércoles son días grandes, de milagro y de vida. De amigos alrededor de una mesa y latiendo al mismo son.

lunes, 28 de mayo de 2007

Recuerdos del 2002

Cuentan en la radio que esta noche poetas y músicos evocarán con su arte, desde las torres de la Clerecía, que tuve la suerte de conocer en sus entrañas y alturas, la elección de Salamanca como Ciudad Europea de la Cultura en 2002, hecho que se produjo tal día como hoy hace nueve años. La noticia me ha devuelto por un rato a ese año mágico, en que había tantas ganas de ver exposiciones y asistir a obras de teatro. Reconozco que yo también padecí/disfruté ese "boom" y después, por unas y otras causas, bajé el ritmo. Dejé de frecuentar la Filmoteca Regional, dejé pasar las fechas de cierre de alguna exposición que me interesaba y me rindió la pereza a la hora de plantearme hacer cola para comprar entradas del teatro o pasar la mañana llamando a la colapsada línea de Caja Duero. El caso es que aquel año fue frenético en lo cultural. Lejos está de mi alcance calibrar con exactitud si Salamanca aprovechó como debiera este acontecimiento, aunque estimo que pudo hacerlo más y mejor. Nos quedan los edificios y algunas iniciativas consolidadas. Bueno, y a mí y a todos nos quedan los recuerdos, que tanto afloran en este blog que por momentos se tiñe de un nostálgico... Recurro a una guía que quizá adquirí a toro pasado, con el año clausurado, con los toros multicolor de la calle ya mudados a las orillas de la N-620 y el olor de las pirotecnias de Comediants vencido por el tradicional de nuestras plazas. Recurro a sus epígrafes en mi repaso. Música. La Pasión según San Mateo, de Bach, que los japoneses nos regalaron en el Liceo. Barbara Hendricks. Michael Nyman. The Cranberries. Los grupos españoles de la inauguración del Multiusos, entre ellos Los Secretos. Teatro. El polémico Mesías de Steven Berkoff y Ubú, traidos por el Teatro de la Abadía. San Francisco juglar de Dios, de Darío Fo, interpretado magistralmente por El Brujo. La ópera de cuatro cuartos que estrenó el CAEM. Luces de Bohemia también allí. Medea, que era Nuria Espert, para estrenar el Liceo. Las Criadas, que no eran sino Emma Suárez y Aitana Sánchez-Gijón, para hacer lo propio con el renovado Teatro de Caja Duero. Los puentes de Madison fue el momento de la paisana Charo López. Exposiciones. Rodin y su beso, y sus burgueses, y su Balzac de la Plaza. Erasmo de Rotterdam. Los tapices flamencos de Zamora en nuestra Catedral. Y otras cosas, como el Año de Cine Europeo, la exposición filatélica, las piezas de clásicos salmantinos (todavía recuerdo a una exuberante Melibea vestida de gasa en su huerto), las publicaciones (ideales para regalar), el coñazo de Octavia, el Congreso de Semana Santa que me coincidió con exámenes... Seguro que alguna perla me dejo en el tintero, en los sobres llenos de entradas y folletos, de recortes de un año en que todos fuimos culturales.

domingo, 27 de mayo de 2007

Vigilia de Pentecostés

Fuego. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y posaron sobre cada uno de ellos, quedando todos llenos del Espíritu Santo. Pregón. Que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Pues la promesa es para vosotros, para vuestros hijos y para cuantos llame el Señor, Dios nuestro. Corro. Los que acogieron su Palabra fueron bautizados. Aquel día se les unieron tres mil almas. Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones. Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común. Vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos, según la necesidad de cada uno. Acudían al templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu, partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón. Alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo. Camino. Enviados por el Espíritu Santo, bajaron a Seleucia y de allí navegaron a Chipre. Llegados a Salamina anunciaron la Palabra de Dios. Al volver, reunieron a la iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo se les había abierto a los gentiles la puerta de la fe. Martirio. Cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar, porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros...

¿Regresará la Iglesia de hoy al cenáculo, a la pobreza y a la sencillez de corazón, y nosotros con ella? ¿Reconquistará la alegría del corro, el ímpetu del pregón y la constancia en el camino? ¿Sabrá comprender el fuego y el martirio abandonada en las manos de su Señor? Cada Pentecostés, tiene que renacer del costado de Cristo y beber del agua que quita la sed para siempre. Saberse imperfecta y diversa. Esforzarse en la acogida. Ser verdaderamente asamblea. Abrirse al hombre de hoy, que es imagen de Dios, e interpretar los signos de los tiempos a la luz de la Providencia. La Iglesia en la que creo y a la que amo.

viernes, 25 de mayo de 2007

El disputado voto del señor Cayo

No creo que me abra expediente la Junta Electoral por tirarme al ruedo casi entrando en la llamada jornada de reflexión, pues no voy a pedir el voto para ninguna candidatura, claro está. El domingo estoy llamado a opinar en la elección del alcalde de Salamanca (mejor dicho, de los concejales que lo harán luego) y del presidente de la Junta de Castilla y León (bueno, de los procuradores de la provincia que más tarde lo votarán en las Cortes regionales). La papeleta blanca municipal la introduciré en la urna; la asalmonada para el parlamento de Valladolid me sobra, como la del Senado, y es que por un instante me rebelaré y me sentiré en un estado unicameral y sin autonomías que multiplican gastos y problemas. A lo que yo iba esta noche: mi recuerdo al señor Cayo de la genial novela de Delibes. Lo he recordado a menudo en estos días de campaña, que reconozco he seguido desde una perspectiva entre anecdótica y escéptica. Porque curiosidades nunca faltan, como esa formación bilbaína que quiere hacer cuadrada la Plaza Circular para que sea más fácil pillar un taxi los domingos por la mañana, o esos candidatos gemelos gallegos que se llevan a matar, o los partidos del voto en blanco, que como no entra en el recuento se presentan para dejar vacíos los escaños y dar un toque de atención al sistema... Abundan los candidatos exóticos, las propuestas descabelladas y los programas imposibles de cumplir. Cansan las promesas deslumbrantes y los mensajes triunfalistas. Y me sigue faltando la palabra justa del señor Cayo. Escasa y precisa. Su sabiduría rural del norte de Burgos, con la conciencia tranquila, puesta en frente de las chaquetas de pana de atolondrados candidatos a la caza de un futuro cómodo, confiados en que aquellos viajes a una agreste comarca fueran los últimos. Sigo viendo en el señor Cayo la serenidad que brilla por su ausencia en tantos de nuestros políticos, ávidos del cargo y reacios al servicio (a Dios gracias no todos, pues muchos alcaldes de pueblo seguramente son el mejor asidero de sus convecinos). Sigue deleitándome la soledad del señor Cayo, tan distante de mítines y carpas, de folletos y disfraces. No sabemos a quién voto el señor Cayo, pero bien estaría siendo él.

jueves, 24 de mayo de 2007

Yo tus auxilios vengo a pedir

"Rendidos a tus plantas, Reina y Señora, los cristianos te aclaman su Auxiliadora", reza el himno a la Virgen en esta fiesta del Veinticuatro de Mayo, instituida cuando el Papa Pío VII regresó a Roma tras su destierro ordenado por Napoléon y definitivamente popularizada gracias a los Salesianos de Don Bosco unas décadas más tarde. Poco dado soy a las devociones particulares, aunque resulte paradójico por mi faceta cofradiera, pero entre las pocas imágenes o advocaciones que representan algo muy especial para mí, sin duda está la de María Auxiliadora, la Virgen de los calendarios de las cocinas (hasta en "Cuéntame" pudo verse), de las estampas de las carpetas y de los grandes momentos en que siempre fue atenta espectadora: la boda a la que evidentemente falté, el bautismo que me hizo cristiano y la confirmación en la fe por el Espíritu. Y no sólo eso, claro. Es la Virgen de la capillita que nunca faltó a su visita a la casa de los abuelos, la que nos reunía en la oración de bienvenida y en la de despedida, aprendiendo a hablarle a Jesús por sencillas plegarias y miradas infantiles. Es una Virgen de patio de colegio, al que estuve a punto de ir siguiendo un poco antes la estela paterna, y donde me hubiera encontrado más temprano con Javi y Juancar. Es la Virgen de una mañana de octubre en brazos de abuela Carmen, y de una mañana de abril con la mano derecha de abuelo José sobre mi hombro izquierdo. Es la Virgen de los sábados con Jesús Blanco y Miguel, de las catequesis y las convivencias en Arévalo. Es la Virgen de Rubén y Javi soñando procesiones y la de Don Pedro contando historias al estilo salesiano. Es la Virgen de Rafa e Isa que la ven conmigo desde la acera, en noche de adiós con el corazón inmenso de los años, y la de Raquel y Jorge, llevando sobre sus hombros el liviano peso de los sentimientos compartidos. Es la Virgen que se queda en las retinas de Manuela y que habita en las sonrisas de María Teresa.

miércoles, 23 de mayo de 2007

El español de la Historia

Es el título de una pretenciosa encuesta, por la pregunta, que no por el tamaño de la muestra, que Antena 3 ha convertido en programa de televisión y cuyos últimos diez minutos acabo de ver desde el asombro y el sonrojo. Ver a Susana Grisso y a Matías Prats ir abriendo sobres para que Nativel Preciado, José Bono y Antonio Gala vayan comentando la jugada tiene su aquel, aunque no creo que lo hubiera soportado toda la noche. El caso es que faltaban los cinco últimos por ser proclamados cuando me senté en el sofá del salón. En el 5, Adolfo Suárez. En el 4, la Reina... ¡Sofía! (nada de Isabel la Católica, a la que Gala después llamó "trincona"). En el 3, Colón, y en el 2, Cervantes. Vale. Y español de la Historia de esta noche, el Rey Juan Carlos I (ni Fernando III, ni su hijo Alfonso X, ni Fernando el Católico o su nieto Carlos I, ni Felipe II). ¿Hacía falta tanta cortesanía? ¿De verdad que la gente tiene esa perspectiva histórica? (entre los diez primeros, todos del s. XX salvo los citados Colón y Cervantes y Santa Teresa de Jesús, la cuota católica y femenina sin sangre azul; también hubo sitio, en el 6, para Ramón y Cajal, algo es algo). Sé que a una lista así no se le puede pedir rigor histórico extremo, pero es que la preselección no tiene desperdicio: Bisbal, la Pantoja, Paquirri, Antonio Banderas, Dani Pedrosa... ¡Doña Letizia!. Qué lástima que en horario de máxima audiencia lo que parecía un intento por divulgar la Historia de España a través de sus personajes haya degenerado en este almíbar hacia Zarzuela. Hasta Matías Prats con suprema habilidad ha abortado lo que se presumía un comentario crítico de Gala al conocer el veredicto, pues bien ha dicho que los votos pueden valer para sentar la representación pero no para establecer la representatividad. En fin, con la ignorancia que prolifera en este área del conocimiento tan importante y me ponen entre los 100 a Butragueño y Alejandro Sanz. Acabáramos.

martes, 22 de mayo de 2007

Por los viejos tiempos

El día que me llevaron a la clase de Sor Luisa creo que lloré. Acostumbrado a la escuela unitaria de Villar de Ciervo, aquello me debía resultar excesivo: mucho pasillo, hasta escaleras... y lejos de Salamanca. Creo que sólo volví a llorar el día que me fui, seis años después, cuando me esperaba Salamanca pero dejaba atrás tantos buenos momentos vividos en Carrión. Hasta partido de despedida tuve, y recuerdo que ganamos a los de 5º, ¡y marqué! Era un viernes por la tarde agrio, con lo dulces que siempre eran las tardes de los viernes. Porque los viernes planeábamos los del colegio de monjas cómo ganar el sábado a los de las Nacionales, y solíamos conseguirlo. O incluso entrenábamos, pues al día siguiente nos poníamos en camino, con afición incluida siempre llenando el autobús, rumbo a Baltanás, a Villamuriel, a Osorno o a Torquemada, para competir en los Juegos Escolares. Los viernes acabábamos los trabajos manuales del Día de la Madre (qué orgulloso estoy, tan manazas que es uno, del macetero y alguna otra obra de arte); en mayo, rendíamos pleitesía a la Madre: "Venid y vamos todos con flores a María"; nos juntábamos en las reuniones de JMV; también era la jornada de las excursiones a Burgos o a Segovia... Pero sin duda tal viernes como el próximo, el anterior a Pentecostés, era el más esperado. Comenzaban las fiestas, ya anunciadas durante las semanas previas en los partidos de cada recreo entre morados y amarillos, pues según el curso éramos de un bando u otro, con los colores de la bandera de Carrión. Paradojas de la vida que un morado como yo, de los de brazalete y bandera (que el patio parecía un estadio griego por lo menos), haya acabado de amarillo. El hecho es que el cohete daba inicio a los festejos: a los juegos del sábado por la mañana, a la exposición (siempre ponían mis cuadernos de Sociales, porque mis mapas eran... de exposición), a la caza de cintas y el cross, a la verbena, a los partidos entre padres, a los coros y danzas (todas las compañeras vestidas de zagalas bailando la Jota de Villamoronta es algo inolvidable), a la chocolatada, a la tómbola misionera pensando en el hermano Rúa que venía a vernos desde Madagascar, y por supuesto a la Misa en el patio con su correspondiente vino español. Este viernes será distinto. Lo es desde hace unos años. Por desgracia, el Colegio Espíritu Santo ya no vive más que en la nostalgia de párrafos como éste, pues la escasez de alumnos hizo que las Hijas de la Caridad renunciasen a mantenerlo. Aunque no haya cohete, me pondré en fiesta de nuevo. En fiesta de gratitud por lo aprendido y lo sentido, por lo guardado en la mente y lo acogido en el corazón. Por los amigos que ya no leerán esto, que como lo fueron en nuestra infancia lo serán siempre. Por las carreras delante de Teresa Infante, la mujer más veloz que pueda imaginarse. Por los disfraces que ya nunca me pondría. Por el año que le dimos la copa a los morados. Por Pedrito, mi compañero de esquilas y vinajeras. Por las clases de Sor Susana y las postales que cruzo con Sor Isabel cada Navidad. Por los viejos tiempos que yo hago nuevos a menudo, y más que nunca este viernes, cuando prenderé el cohete de la amistad y me parecerá estar corriendo por el patio desierto de mis recuerdos, cantándole a la Milagrosa y agitando al viento la bandera morada de mis amores de niño de pueblo.

lunes, 21 de mayo de 2007

Salamora, tierra nuestra

Salamora viene a ser el espacio, real o virtual, que reúne a un grupo de zamoranos y salmantinos unidos por la amistad con la excusa de las cofradías, hermanados por algo más que una mesa tallada o un sayón más o menos bajito y regordete (no deben conocer a culocolorao). Además de espacio, suele ser tiempo de tertulia, de anécdota a lomos de un 2 CV encabritado ante la puerta de una iglesia, de belgas de Lovaina alucinando con monjas sordas de Zamora, de cedros asturianos llorando cual Dolorosas, de Magdalenas con ínfulas de Miss Judea peinadas a la antigua, de polémicos atuendos que una se pone porque viene de Palermo o por ser tía de una preciosa sobrina... Salamora me suena a truchas amotinadas en recóndita estancia ideal para conspirar, o eso parecía, pues acabaron pasando por allí todas las fuerzas vivas (sólo faltó Don Gregorio en busca del penúltimo bocado de Resurrección). Me suena a amigos recientes que siempre estuvieron ahí, al inigualable Víctor detrás de la cámara (pudo ser otro inigualable, Gabi: ¡pues claro que somos!), a mensajes de texto geniales para una noche de sábado (por ejemplo el Santo) por obra y gracia de Rubén, a la sonrisa serena de la Verónica de un cofrade agradecido y comprometido (un honor pedir al unísono sendos cafés con leche, y sobre todo tenerlo de hermano desde esta Ascensión hasta el final de mis días), a la inmoderada moderación hecha Pasión de Zamora... Me suena al eco de mis "encuentros en la berrenda fase" convertido en himno de amigos. A fraternidad porque sí. ¿Para qué más con lo bien que suena?

sábado, 19 de mayo de 2007

Blanca que te quiero blanca

Cuando hace unas horas metí, como tantos otros viernes, la bata en la lavadora, caí en la cuenta de que era la última vez que lo hacía. Mi bata de estudiante: sin identificaciones oficiales, sin bolígrafos de laboratorios (salvo el de Durogesic de mi querida Elena, claro), sin las manchas del hastío y la rutina que desgraciadamente ensucian otras batas. Mi bata acostumbrada a la libreta en el bolsillo inferior derecho, donde anotar cuatro datos relevantes para rellenar el cuaderno de prácticas, donde dejar constancia de algún signo clínico de esos que viene bien incluir en el bagaje de conocimientos y que al verlos se graban para siempre aunque fuese imposible entender aquello en la clase de las ocho de la mañana. Una libreta donde recoger alguna frase brillante, o ciertas curiosidades, v. g. la pegatina del niñito tan simpático de la consulta de Otorrino, Francisco Franco Polo se llamaba, nada más y nada menos. Por la Gracia de Dios paciente de Rincón, uno de los mejores profesores de la carrera, ¿verdad, Isabel? Una libreta donde agrupar todos los cotilleos que me contaba Romo, el de Alergia Pediátrica, que sabía vida y milagros (y miserias) de toda la jet salmantina, desde la cuernicracia hasta los políticos, con especial atención a los "cátedros" y aspirantes a ello de la Facultad de Medicina. En esa libreta atesoro el desorden de aquel primer despachito que nos reunió en la rotación por Interna del Virgen de la Vega, estábamos en 3º (Rocío y Jorge lo deben tener grabado igual que yo, sobre todo las persecuciones a los médicos por el "atajo de las pentosas": nadie hay más veloz que un doctor por los pasillos de la planta); las eternas horas de espera en Paritorios (ninguna buena mujer quería dar a luz para nosotros, ¿eh, Mati?: planteémonos algunas cosas, tú); las surrealistas conversaciones en la pajarera del histórico Hospital Provincial hoy reconvertido en Residencia Geriátrica con Juanjo de inmejorable contertulio; los nombres de aquellos profesores que me hicieron sentir además de alumno compañero: Barrueco, Mories, Arribas, Teresa Carbajosa y Rubén, Varela, Susana (¿hija de Don Alberto?), María Bueno y María José Dalmau, César y Amalia estas últimas semanas... y tantos otros que en algún instante me enseñaron algo o intentaron hacerlo. Mi bata, mi querida bata blanca por un año, recibía en su bolsillo inferior izquierdo al estetoscopio, al fonendo que no sé por qué tantos llevan colgado al cuello (yo seguiré fiel a mi costumbre). Y en su bolsillo superior izquierdo, bien pegado al corazón, he logrado meter a todos y cada uno de los pacientes que en estos años no sólo he observado sino que he mirado, no sólo he auscultado sino que he escuchado, no sólo he palpado sino que he estrechado su mano en el dolor o la duda. Desde aquellos ancianos de Interna con sus ictus a cuestas a estos de Oncología, esclavos de las malas noticias. Desde las criaturitas de la UCI de neonatos hasta las abuelillas mejicanas de aquel verano del que alguna vez escribiré en detalle. Cuando hace unas horas metí la bata en la lavadora sabía que acto seguido empezaría a centrifugar recuerdos, a echar de menos la voz de los pacientes que al salir de la consulta con todo el alma decían: "Mucha suerte, majo". ¡Gracias!

domingo, 13 de mayo de 2007

Tú a Boston y yo a California

Me decía anoche el bueno de Rober, al que no veía desde hace demasiado tiempo, que tenía que dedicar en este blog, que a veces visita, una entrada a la cena pre-desbandada general, pues El Corral (¿dónde si no íbamos a avituallarnos?) nos reunió a bastantes de los que marchan ahora a sus nuevas casas y a otros que lo haremos de aquí a un año. Casas de alquileres prohibitivos, de compañías nuevas, de ciudades desconocidas, de barrios por descubrir... y, en fin, casas que serán los hospitales, que suenan a aventura, a miedo y, sobre todo, a ilusión. Es hora de despedirnos, de amueblar las habitaciones con el recuerdo de lo mucho y bueno vivido en Salamanca y hacer la firme promesa de volver, de dejar rastro, de seguir bebiendo en las fuentes de la amistad ganada en estos años. Muchos se me van, otros se quedan, y Dios sabe qué me deparará este trance el año próximo (ahora no me inquieta). Sólo sé que he cubierto el mapa de España de banderitas, que la ruta promete sobre el papel y pienso llevarla más allá. Me alegra ver a muchos de los míos, futuros médicos generales, médicos de maletín y de verdad, que han abrazado lo más pleno y auténtico de la vocación que compartimos: Raúl en Cataluña, Inma en Valladolid, Juan y Sonia en Salamanca, Sole y Rober en Madrid. Me entusiasma la apuesta de los "malagueños" (Manu, Isa y Nacho); me parecen grandes elecciones las de los "otorrinos" (Juancar y Rocío); los lanzados a la gran urbe, tan alejados aparentemente de mi ideal de medicina de pueblo, me resultan también admirables. A los que sufran/disfruten sus primeras guardias en nuestro querido Hospital Universitario les frecuentaré, ansioso de experiencias; a los exiliados, les daré a menudo señales de vida y de afecto; a todos les emplazaré en 2008, por estas fechas, necesitado de su palabra a buen seguro tranquilizadora. Porque habrá mensajes de fin de año (dejadlo de mi cuenta), habrá cenas de vez en cuando promovidas por Juan, habrá movimiento en blogs y fotologs tan abundantes, habrá una llama encendida en el Aula MIR (Mercedes, Rafa, Fran, Javi Iglesias, Fátima, Losada) y habrá muchos motivos para que el puente aéreo Boston-California sea la línea caliente de los cielos estrellados, y cada noche acaricien la luna unos cuantos amigos que un día soñaron con ser médicos.

sábado, 12 de mayo de 2007

Más que el sol

Fue un Domingo de la Ascensión, todavía con sabor a reluciente Jueves en Tierra de Campos. Lo sigo recordando con el cariño de los momentos felices, con el vértigo de los acontecimientos importantes y con la memoria de los detalles pequeños, que con frecuencia son los más grandes. El 12 de mayo de 1991 amaneció soleado en Carrión, y para mí lo hizo más temprano que ningún otro domingo. Era un domingo diferente: el de la primera comunión, largamente preparada en la catequesis del colegio con Sor Patro, en la escuela de la oración y las parábolas, en la escucha de la Palabra de Jesús por medio de tantas voces, de tantas lecturas, de tantos caminos. Era un domingo grande y esperado con el ansia de las ilusiones infantiles, de la cercanía y la intimidad con aquel Dios tan mirado y tan pronunciado, tan presente y tan querido. Lo fue aquel domingo y lo es hoy también, siempre inmensa el hambre e intacta la certeza, siempre nueva la fe. Es grandioso cada día que uno llama a las puertas de la primera vez, y el Único Sol alumbra la reconquista del primer instante.

miércoles, 9 de mayo de 2007

Somos azules














Siete historias
para siete hermanos.

Siete nudos que son
siete desenlaces.

Siete pasos para una tarde
de lluvia gris

que ha desalojado
al azul del cielo

y lo ha derramado
sobre siete corazones.

Siete azules y un destino.

Siete no...
Setenta veces siete amigos.

Gracias, Jesús, por plasmar tanto en siete trazos. Encargos de camisetas, en la Vera Cruz.

viernes, 4 de mayo de 2007

501 años... y un día

Reinterpreta el genial Paco este Tiziano como "La Vera Cruz socorrida por sus cofrades", y el "Turco" del fondo acechando, sin nombres. Ha sido su particular forma de felicitar este 501º aniversario, celebrado con la relajación propia del estar en familia, en hermandad natural y espontánea, que a eso tiende el cofrade, y no sólo a ponerse el capuchón el Viernes Santo. A estas horas de insomnio post-examen, tan habitual, no acierta uno a juntar muchas palabras, y menos probable es que resulten brillantes, por lo que me permito remitiros a las de Alberto (consultad abajo en los enlaces: Conchero, que no he logrado enlazar desde aquí) y Ana, zamoranos de alma y corazón, cofrades de los que tienden a la hermandad más verdadera, y recentísimos amigos de esta Vera Cruz nuestra cinco veces centenaria. Ellos así nos ven, así se ven con nosotros. Son tan azules como el Señor Escudero, que ya es ser azul. ¡Gracias!
http://www.lapasiondezamora.com/blog.php?id=2&numero=43

martes, 1 de mayo de 2007

Bendita alcaldada

En esta peculiar materia que me ocupa el Día del Trabajo (¡y del Estudio!) hemos de aprender, con otras muchas cuestiones, la estructura y finalidad de los diferentes tipos de documentos, entre ellos uno con resonancias antiguas, el oficio. Y es precisamente un oficio el que os muestro, aunque ha pasado a la Historia como "El Bando de los Alcaldes de Móstoles". El Municipio asumía la alerta de la Nación. Han pasado casi dos siglos de aquello, pero merece ser recordado con admiración. Era la incipiente España de la Libertad, la del gaditano Oratorio de San Felipe Neri, la que se rebelaba y se revelaba aquella primavera. Quizá estos alcaldes que hablan como si uno fueran, Andrés Torrejón por el Estado Noble y Simón Hernández por el Estado General, no respetasen las rúbricas más ajustadas al Derecho y a la pulcra redacción de documentos, pero urgía que los emisarios partieran prestos hacia Talavera de la Reina, Extremadura y demás regiones. ¿No se presentan el próximo 27 de mayo en ninguna lista?

Señores Justicias de los pueblos a quienes se presentase este oficio, de mí el Alcalde de Móstoles:

Es notorio que los Franceses apostados en las cercanías de Madrid y dentro de la Corte, han tomado la defensa, sobre este pueblo capital y las tropas españolas; de manera que en Madrid está corriendo a esta hora mucha sangre; como Españoles es necesario que muramos por el Rey y por la Patria, armándonos contra unos pérfidos que so color de amistad y alianza nos quieren imponer un pesado yugo, después de haberse apoderado de la Augusta persona del Rey; procedamos, pues, a tomar las activas providencias para escarmentar tanta perfidia, acudiendo al socorro de Madrid y demás pueblos y alentándonos, pues no hay fuerzas que prevalezcan contra quien es leal y valiente, como los Españoles lo son.

Dios guarde a Vuestras Mercedes muchos años.

En Móstoles, a dos de Mayo de mil ochocientos y ocho.

Andrés Torrejón. Simón Hernández