domingo, 31 de agosto de 2008

El sueño de otra noche de verano

Otro verano, pero la misma noche que habita en sus sonrisas. Las mismas brasas ardiendo bajo el mismo cielo, salpicando del mismo calor la noche de otro verano, hijo de aquel primer verano, del primero entre los veranos que en el tiempo han sido. Sueño que algunos días sin nombre fui feliz y ahora le pongo nombre a los días para serlo siempre, para hacer de cada noche de verano un sueño interminable más allá del alba, cuando me abrase los pies bajo las estrellas... e incluso hemos confirmado que a orillas del mar se veía esta noche la misma luna. Este verano sigue ardiendo sin consumirse. El bolígrafo siempre dispuesto para escribir cartas, muchas cartas, reservando las mayúsculas para la rúbrica en clave de mediodía, en forma de un mismo nombre con muchos días de fiesta. Sigue alentando con entusiasmo los primeros pasos de la carrera. Pasó el 19-E y me queda la palabra oportuna, que es tan suya como mía, y además fue la primera: tras mi tempestad, su calma. Sigue admirándose a fuerza de unísonos y complicidades. Ángel al que mirar para rezar las esquinitas de una noche santa y buena, cuando la sonrisa es el mejor dibujo. Cuando los dibujos no tienen título pero los días se vuelven siameses. Sigue mirando a las paredes desnudas de un hogar en construcción y las viste con la fe y la esperanza que sólo brotan del amor sincero, a la sombra de los sauces de abril y al sol de los lunes de julio. Sueña el verano, el mismo verano, con más noches que recorrer soñando y con más sorpresas que esconder en segundos y terceros cajones. Sueña con nuevos destinos y viejos sabores (¿"stratiaccella"?) mientras coloca una tras otra, hasta veintitantas, las velas del pastel. La misma tarta para los mismos sueños compartidos. Sí, claro. Desde la víspera, ¡felicidades!

viernes, 29 de agosto de 2008

Hemos vuelto

Chanzas más o menos ocurrentes, chistes fáciles, alusiones a sufrimiento crónico o masoquismo absurdo, sorpresa no disimulada, valoración de un curioso exotismo... Todas ellas son reacciones típicas cuando un atlético confiesa su atletismo, lo que hace siempre que es preguntado acerca de su querencia futbolística o en cuanto surge la ocasión, porque ser del Atleti nos "llena de orgullo y satisfacción", que dicen los imitadores de Su Majestad. "Primero de la Unión, y luego del Atleti". El caso es que anoche, a estas horas, no hacía mucho que Rubén, compañero de fatigas (¿fatigas?, más bien de chascarrillos) en la guardia de Urgencias, me había seleccionado la página del teletexto donde se anunciaba la buena nueva de que el Atleti se había clasificado para la Liga de Campeones. El bueno de Rubén hasta me hizo la "proposición deshonesta" de "tatuar" en plena exploración dermatológica la mágica cifra de la victoria capicúa y rotunda en el Manzanares: 4-0 al Schalke 04, los alemanes de esa ciudad tan difícil de escribir y no quiero ni imaginar de pronunciar, Gelsenkirchen. Allí estaban Miguel, Omar y Carlos, y de ellos tuve noticia, como la tuve de quien aprecia la esencia de los colchoneros y no quiere que la perdamos a base de goles, como la tuve también de alguien que cada vez que juega el Atleti se acuerda de mí por mucho tiempo que pase sin vernos... No falló el equipo anoche a su afición alegre y sufrida y, ya que la obligación me retuvo en el hospital esta vez, Agüero y compañía me dejaron abierta la puerta de la devoción para volver al Manzanares un martes o un miércoles del otoño con la esperanza de que Roma, la ciudad eterna, acoja en la primavera al Atlético de Madrid, eternamente grande, cuando la final de la Copa de Europa. Porque hemos vuelto para ganarla.

lunes, 25 de agosto de 2008

17 días en Pekín

Haberme quedado al fructuso intento de Anselma de ponerle en su sitio la mandíbula a una anciana bostezadora ha terminado de un plumazo con mi riesgo de bostezos post-guardia, así que he optado por desayunarme con ciruelas, rehuir las sábanas y darme un garbeo por Pequeñas Cosas y Triviajeros, ¡grandes hallazgos de madrugada! De fondo, la radio, ya huérfana de esos boletines en que no faltaba la coletilla de "nos vamos a Pekín, conectamos con nuestros enviados especiales", y era entonces cuando nos contaban si habían pasado los judokas a los combates por las medallas, si las chicas del hockey seguían dándolo todo o si algún corredor, saltador o lanzador lograba la gesta de una clasificación para la final, que han sido pocos, pues no estaba El Nido hecho a la medida de nuestros atletas, o eso parece. Al fin y a la postre, España ha obtenido dieciocho medallas (una menos que hace cuatro años) y treinta y seis diplomas (en Atenas fueron quince más). No he seguido estos Juegos tan en directo como los anteriores, un poco por la diferencia horaria y un mucho porque ya no soy estudiante, pero entre paciente y paciente en la consulta hubo tiempo para entrar en marca.com o poner un rato el waterpolo en la tele del Parada del Molino (nos la liaron los serbios, snif). Con todo, varias imágenes y sonidos para atesorar: las paladas vencedoras de los policías nacionales Craviotto y Pérez, las puntuaciones sucesivas de Leire Olaberría, los raquetazos soberbios de Nadal, las estirpes de Tarrasa con sus sticks sobre la hierba (los Amat suman veinte participaciones olímpicas), el susto en el cuerpo de los americanos cuando Navarro decidió que para tirar bombas ya estaba él. Unos Juegos que han puesto la careta amable a una dictadura triste como la china y como todas. Que han servido el debate acerca de la corona de rey (Usain Bolt, el hombre más rápido de la Tierra, vs. Michael Phelps, el hombre más laureado de la historia olímpica: eso sí, en los 100 mariposa, aunque le pese a alguna que yo me sé, Cavic puso antes la mano aunque la pusiera mal). Que han establecido el libre intercambio de embarcaciones y/o tripulantes entre la marina croata y la danesa para desgracia de Iker y Xabi, que no son Casillas y Alonso pero son muy buenos; terribles peligros se ciernen sobre nosotros desde el Báltico y el Adriático, ¡ay!, y definitivamente algo huele a podrido en Dinamarca... ¡y en el COI sobre todo, claro! Unos Juegos que han dejado con ganas de más a colosos como David Cal, Gervasio Deferr, Gómez Noya, Alberto Contador o Marta Domínguez y que han sabido a guinda de gloria para los no menos colosales Barrufet, Llaneras, García Bragado o Almudena Cid. Unos Juegos por amor a Susan, que no se apaga con el fuego del pebetero pekinés ni se desvanece con el arriado de la bandera blanca de los cinco aros, plegada por los marciales soldados chinos a la espera de ser izada en Londres cuando en el verano de 2012, Dios mediante, yo esté comenzando otra nueva etapa y se esté cerrando otro ciclo olímpico. ¡Cómo voy a extrañar estos días esas conexiones "con nuestros enviados especiales"! Es que la Liga... no es lo mismo.

sábado, 16 de agosto de 2008

"Al Cielo vais, Señora..."

"... y allá os reciben con alegre canto. ¡Oh, quién pudiera ahora asirse a vuestro manto para subir con Vos al monte santo!". Fray Luis de León versa como nadie la glorificación de María, que es llevada de su sueño terreno a la gloria celeste, bóveda azul que emula el dosel del zamorano convento del Corpus Christi. De allí vengo ahora. Allí he gozado de un pausado y devoto Rosario, de la Misa de acción de gracias tras el novenario en honor de la Virgen del Tránsito, de la Salve entonada tras la verja de una clarisa clausura y de la veneración de las sandalias de María, huellas de su paso terreno, esperanzas ciertas de su eternidad celeste. "De ángeles sois llevada, de quien servida sois desde la cuna, de estrellas coronada: ¡Tal Reina habrá ninguna, pues os calza los pies la blanca luna!". En su dormida realeza, en su corona de sol que son todas las estrellas, en su corte de ángeles y su descalza humildad premiada con pedestal de luna, María me ha tomado de la mano para sentirme como en casa en su Casa. Ella, Arca de la Nueva Alianza, Casa de Oro, Puerta del Cielo, ha sido la anfitriona de mi bautizo zamorano. Porque esta tarde he participado de una tradición de este pueblo, y la he reconocido mía gracias a los lazos estrechos de la fe común que no considera extraño o forastero a ninguno de los hijos de María. Ha sido el beso de la sandalia como la adopción y el abrazo que ya prepararon por largo tiempo las ilusiones del nuevo camino y las bondades de la amistad. "Volved los blandos ojos, ave preciosa, sola, humilde y nueva, a este valle de abrojos, que tales flores lleva, do suspirando están los hijos de Eva". La Madre me ha acogido bajo el manto inmenso de su azul dosel y conmigo a cuantos sufren, a cuantos suspiran, a cuantos lloran, a los que peregrinamos en Zamora con el tránsito en el horizonte, ansiosos por gozar de la presencia del Padre en la Jerusalén del Cielo siguiendo en el mar la estela de sus sandalias. De su efímero sepulcro, que como espejo reflejó la mirada del Altísimo, nacen para siempre flores de amor y paz, deleite de la Humanidad entera, árboles de vida a imagen de la Cruz. "Que, si con clara vista miráis las almas tristes deste suelo, con propiedad no vista las subiréis de un vuelo, como piedra de imán, al Cielo, al Cielo".

domingo, 10 de agosto de 2008

Esgrimiendo, que es gerundio

Son tan grandes los Juegos Olímpicos que a muchos nos han tenido pendientes del televisor, antes o después de la comida familiar del domingo, para seguir el duelo que ha enfrentado al español Abajo y al húngaro Boczko en disputa por la medalla de bronce de la competición de espada, la que mejor entronca con la esgrima clásica, único deporte olímpico de origen español y que, paradójicamente, hasta hace un rato no había otorgado ninguna presea a nuestro equipo olímpico. Abajo se ha encargado, con su arrojo y determinación, de enmendar esta carencia a lo grande, pues su bronce es la medalla número cien de España en la historia olímpica. Casi ninguno de los españolitos que nos hemos acomodado para practicar el deporte dominical del sillón-ball conocemos si en espada se puede tocar todo el cuerpo del rival, si el sable es de esta manera o aquella o quién es el campeón nacional de florete, pero dejarse llevar por la emoción es lo mejor en estos casos. Por mi parte, además, he confiado en el mismo sillón desde el que disfruté los oros de Fermín Cacho en Montjuic y la selección de fútbol, que inundó el Nou Camp de banderas nacionales, aquella dorada noche barcelonesa del 8 de agosto de 1992. El sillón talismán del salón de los abuelos y el genial espadachín Abajo no me han fallado, así que puedo echarme tranquilo la siesta, terapia indicada tras guardias de veinticuatro horas en las urgencias del hospital. Esta noche (¿o ya había amanecido?) tomé la alternativa con los trastos de suturar, pero tengo la ligera impresión de que no cosí heridas por espada, sino por causa mucho más barriobajera y menos caballerosa. Siempre nos quedarán las Olimpíadas para reencontrar el sabor romántico de inocuos duelos a espada que tiñan de bronce, plata y oro los veranos. Sesteando, que es domingo.

jueves, 7 de agosto de 2008

Burgundófora Cancionila y compañeros mártires

No era la primera vez que tenía noticia de ello pero ha vuelto a despertar mi curiosidad cómo en un pueblecito de la provincia de Burgos, Huerta de Rey, cerca del cañón del Río Lobos y en pleno camino del destierro del Cid, lo de los nombres de pila es materia de la que se ocupan radios, periódicos y televisiones en estos programas y reportajes veraniegos que siempre miran a la España profunda para recordarnos que sigue existiendo o simplemente para rellenar minutos de emisión o páginas que engorden un poco la mermada edición agosteña. En Huerta de Rey no celebran Nocheviejas extemporáneas, ni bous a la mar, ni pintorescas batallas, ni concursos absurdos... ni ha ocurrido ninguna tragedia, que es el género favorito. Estos paisanos burgaleses han programado para el sábado el Primer Encuentro Internacional de Nombres... raros. Están invitados a participar todos aquellos cuyo nombre de pila no figure entre los cien más comunes registrados en el INE. Por ejemplo, Burgundófora Cancionila, Sira Auda o Digna Marciana, regiohuertanas todas ellas (si no me equivoco al inventarme el gentilicio, que ya puestos...). Más ejemplos masculinos: Austrocleciano, Filogonio, Especioso... El caso es que este fin de semana piensan acoger en su pueblo a personas que ostenten nombres como los suyos, compartir una Misa en la ermita por los difuntos (sin mencionarlos en el memento, imagino), acreditar la reunión para que sea incluida en el Libro Guinness de los records y comer y bailar juntos festejando sus nombres y las alegrías que les han dado. Porque les llegan cartas remitidas a "Hierónides, Valladolid" o les quitan multas, como le ocurrió a Firmo: los agentes pensaron que se estaba quedando con ellos cuando le indicaron que firmase y firmó... "Firmo". Compensaron la desconfianza con la indulgencia cuando se comprobó que aquello no era desacato a la autoridad. Precisamente fue burocrático el origen de la tradición antroponímica de Huerta de Rey. Hubo un secretario municipal, Adolfo Moreno, que ejerció las labores del registro civil en el pueblo nada menos que entre 1890 y 1930. Tras algún quebradero de cabeza producido en transmisión de herencias, contratos, llamadas a filas... porque eran diez los Antonio Rica o catorce los Juan Molinero, se le ocurrió incitar a los padres a adoptar para sus hijos el nombre del santo del día, pero no el primero o más conocido, sino esos que están perdidos en el Martirologio Romano, aparcados en la cuarta fila de la quinta persecución. Así que el señor secretario recibía al padre, con la madre aún convaleciente, y le dejaba caer que "donde esté Evilasio se quite Francisco" o le insinuaba todo convencido que "la niña tiene una cara de Burgundófora Cancionila...", y a los pocos días, para gozo futuro del señor cartero, el señor párroco certificaba la "fechoría" con las aguas de cristianar. Don Adolfo sí que era un fánatico del nombre de los días... y predicó con el ejemplo, porque engendró a Ludovico Silvino o Wilfredo Tobías, entre otros. En fin, que si tienes hoy un niño deberías ponerle Carpóforo o Victricio y llevártelo el sábado a Huerta de Rey, que seguro lo sacan en la tele...

miércoles, 6 de agosto de 2008

Ocellum

Anoche me bebí a sorbos "una luna de Nacimiento" que rivalizaba en belleza con la torre de la Catedral. Descubrí el ábside escondido allí donde la noche se empina pero te sabes en casa porque maúlla el vecindario. Hice hueco en la pared para ese mapa de afinidades compartidas y me dejé guiar por el farol que sigue alumbrándome. Tracé en el calendario de agosto gigantes y devociones. Me moderé inmoderadamente por momentos. Y la seguí mirando con los mismos ojos pero me parecieron otros. Me resultó más hermosa, me olió a verano, me enamoró otro poco...

martes, 5 de agosto de 2008

Felices ochenta

6 de agosto de 1928. Fiesta mayor en Gajates, Tierra de Alba, donde nace el sexto hijo de Silverio y Matilde, los de la tienda del pueblo. Recordaba tía Visi, ya mocita entonces, que fue a la hora de la Misa o de la procesión cuando vino al mundo el benjamín, y al elegido José María añadieron delante el santo del día, la Transfiguración del Señor, que en Gajates se pronuncia el Salvador. Toda la Sagrada Familia en el mismo nombre, aunque en los autobuses urbanos siempre fue Blázquez y para los nietos Lolo José. Mañana cumple 80 y aunque él no se vaya a acercar a Gajates, yo sí pienso sorprenderle con una visita a Salamanca. Al subirme al autobús se me pasarán por la mente todas aquellas tardes en que mi juego era hacer de copiloto del abuelo en la línea 2, de Pizarrales a Cabrerizos, o en la 4, de Puente Ladrillo a Filiberto Villalobos, en el Pegaso nº 19 que mimaba con tanto esmero. No sé de juego más divertido. Al divisar los encinares pensaré por supuesto en nuestra encina, cuando mi anhelado veraneo consistía en dejar el pueblo para pasarlo con los abuelos en la ciudad, desde donde marchar de excursión casi todas las tardes a Gargabete y una de ellas visitar en Alba el sepulcro de la Santa, venerada Teresa. Al llegar a la estación echaré la vista atrás para recordar las historias más tristes que Lolo José y Lala Carmen no me ocultaban entre tantas buenas palabras, porque lo menos alegre también hay que conocerlo: la guerra incivil que vivieron siendo niños de escuela de pueblo, la emigración primero a la capital de la provincia y luego a Alemania, que les separó de sus hijos algunos años. Camino de su casa, que es tan mía, le imaginaré en Düsseldorf llevando a españoles y alemanes la alegría de una carta de las de antes, pues trabajaba en la Bundespost, o contemplando a abuela, la acordeonista de la fotografía, con esa sonrisa tan auténtica y las manos cruzadas por delante de la rodilla. Conduciendo por la carretera de Aldealengua o recogiendo viajeros en la Plaza del Mercado y La Tahona. De su mano a la Misa de los domingos en María Auxiliadora, donde me apadrinó el día del Bautismo y el de la Confirmación. De su mano también para ver la Borriquilla, el Descendimiento y el Encuentro, cuando hacerme cofrade era sólo una idea de futuro que él también alimentó sin serlo. Al pie del sufrimiento de abuela, aquel verano que tanto nos dolió. Le sabré desvelándose por mí y por todos los suyos, como acostumbra. No puedo sino estar con él un día tan feliz como mañana. Ochenta y los que quiera Dios. Gracias por quererme tanto, abuelo.

lunes, 4 de agosto de 2008

Abierto por vacaciones

Estos días nombrados no corren peligro de agostarse, de momento, porque a la manida pregunta "¿Y cuándo coges vacaciones?" respondo siempre "Es pronto, acabo de empezar... Para el otoño". Otoño que en las tardes más calurosas, justo en el ecuador del estío, nos suena todavía muy lejano a los sabedores de que a la mañana siguiente sonará la alarma más pronto que tarde. Por muy temprano que suene, el calor ya acompañará, sin remedio, el camino de rigor, y desde primera hora padeceremos las alertas amarillas, naranjas y de tonalidades varias en nuestras propias carnes. Mejor no pensar en el camino de vuelta a casa, a la hora de nona... Mejor imaginarnos chapoteando en la piscina de Mercedes o degustando un monumental arroz con cangrejos a la sombra del nogal, placeres que todavía no se nos hurtan a los esforzados trabajadores del verano. Mejor buscar la sombra, y por nuestro bien encontrarla cuanto antes: ¿por qué siempre el buzón que buscas para echar tu postal de veraneo zamorano está al sol que más calienta? Será porque así la misiva llevará la esencia del origen, que no es brisa marina ni frescor de la montaña, a sus destinos diversos: las costas de playas inmensas del Mediterráneo, las Rías Bajas ribeteadas por los bosques de eucalipto, la laguna de La Nava y sus aves por anillar, Las Navas y su palacio-castillo por visitar, el barrio de arriba y el de abajo en Brime de Sog, el Japón remotísimo de nuestras expediciones cada vez más frecuentes, la isla de la cana a su aire y la ensaimada para después de Misa, los temarios de la oposición que nunca llega, las obras de la casa que no acaban antes de la boda, las guardias que se amontonan y se superponen a las fiestas de los pueblos, el césped recién segado y el riego por goteo, un campo de petanca y un sofá para la siesta, parada y fonda. Hay tantos lugares donde mandar la postal del verano que compensa no lanzarse a por un buzón, inevitablemente al sol, y dejar abierta la estafeta. Abierta por vacaciones.