lunes, 27 de abril de 2009

Alerta vs. alarmismo

Ayer en la guardia mis compañeros atendieron a un joven paciente alarmado por su fiebre. No había estado recientemente en Méjico. Tampoco le constaba que algún familiar, amigo, compañero de trabajo o vecino con el que hubiera compartido animado diálogo sobre el tiempo en el ascensor hubiese decidido pasar las últimas vacaciones allá en Nueva España. Seguramente nadie le había tosido en toda la cara. Probablemente, el último lomo de cerdo que engulló procedía de la lonja de Lérida. Pero sus décimas de fiebre, muy razonablemente, le preocupaban lo suficiente como para no esperar a la consulta de su médico de cabecera, a estas alturas del lunes, y visitarnos un par de veces en el animado servicio de urgencias el domingo por la tarde y por la noche. Su motivo de consulta era claro: fiebre y preocupación tras las últimas noticias. La impresión diagnóstica no fue "síndrome febril en posible relación con gripe porcina-ingresa en Medicina Interna", por lo que nuestro paciente marchó más tranquilo a casa, aplacada momentánemente su hipocondría. Sólo fue él. Quizá hoy vaya algún otro, y mañana, y el miércoles, y hasta el jueves, mi próximo día de guardia, acudirán febriles y griposos que habrán dejado de comer cerdo y de escuchar rancheras. Pasa siempre y en esta ocasión al menos el alarmismo se justifica por una verdadera alerta sanitaria. Me contaban ayer que proliferaron los dolores torácicos en señoras de mediana edad cuando murió por un infarto una periodista de la prensa rosa, y también les dolía más el pecho a jóvenes deportistas tras la muerte del recordado jugador del Sevilla, Antonio Puerta. En los próximos días asustará la fiebre, y se cancelarán reservas para la Riviera Maya, y se comprará más pollo y más ternera. Ojalá podamos decir de esta alerta, con la perspectiva del tiempo, que arrojó un poco de alarmismo y un mucho de educación sanitaria. A ver si aprovechamos la oportunidad.

jueves, 23 de abril de 2009

Siempre Flanagan

Aquel 19 de septiembre de 2006 en que interpreté los primeros compases de estos nombres de los días mencioné cómo Juan Anguera, mi querido Flanagan, esperaba el regreso de Clara Longo: "el rumor de sus pasos será el anuncio de su llegada". En julio de 2007 fue nuevamente motivo que me ocupó: aquí. Cuando muchos ya habíamos desesperado con él, Clara ha vuelto. Encadilado con el planteamiento y el nudo de la última aventura, me he guardado para el postre del día con nombre de libro un desenlace que se presume aún más inesperado que la vuelta de Clara. Flanagan está a punto de cumplir los dieciocho y, aunque haya crecido más despacio que quienes le sentíamos uno de nosotros, nos sigue pareciendo de los nuestros. No nos resulta un adolescente de ésos que ya no reconocemos compañeros de generación, sino que, en cierto modo, los años entre novela y novela (once en dos décadas), para él apenas meses, no han abierto un abismo entre sus locuras y nuestras realidades. Así, de vez en cuando, un flashback flanaganiano equivale a varios sorbos de juventud. La lectura me aguarda, que tengo sed.

martes, 21 de abril de 2009

El abril siguiente al primer abril

No me falta mucho para cumplir el primer año de trabajo, el primer año viviendo solo, el primer año en Zamora... pero menos aún, mañana mismo lo celebraremos, para sumar los primeros doce meses con María Teresa, la CNTRPLT que a menudo deja su rastro por estos parajes donde las huellas de todo un año son fácilmente reconocibles. Aquí he reseñado vivencias compartidas, viajes diversos y más de una fotografía es suya. Ésta de hoy, con ansias de mañana, es mía, de cuando el otoño reinaba en el templo de Debod. "Será, María, que te quiero...".

lunes, 13 de abril de 2009

Calabuch

Ningún paliativo mejor para el extendido e irrefrenable "síndrome del Lunes de Pascua" como Calabuch. Sobre el cielo de un pueblo que era feliz porque nadie se preocupó de que lo fuera se dibuja un nombre de hondo significado, en el que se contienen novecientas veintiocho razones para seguir creyendo en la felicidad sencilla. Pronto lo descubrió, recién llegado, el Tío Jorge, que buscando al Langosta terminó en el calabozo sin cerrojo de un pueblo donde las lanzas de los romanos que escoltan a la patrona sirven para resistir el ataque de la flota del imperio austro-húngaro: parecía Berlanga, ¿verdad?, y esto ya lo certifica con su sello. Estas gratuitas sesiones de lunes, con mucha señora mayor en las butacas y más bullicio que en una sala al uso, traen a menudo buenos títulos, como éste, que se me antoja imprescindible en la historia del cine español. Encadenando sonrisas y alguna carcajada, en Calabuch se dan razones de peso para seguir creyendo en los que ponen su ingenio al servicio de esa paz cierta, la que nace de los corazones sencillos y felices.

domingo, 12 de abril de 2009

Ha resucitado

Ésta es la noche en que,
rotas las cadenas de la muerte,
Cristo asciende victorioso del abismo.

¡Qué noche tan dichosa!
Sólo ella conoció el momento en que
Cristo resucitó de entre los muertos.

Ésta es la noche de la que estaba escrito:
«Será la noche clara como el día,
la noche iluminada por mi gozo».
(Del Pregón Pascual)
Los días del gozo compartido alcanzan su apogeo en esta noche de fuego y agua, de Gracia y Salvación. Al encender el cirio y alumbrar con su llama la tiniebla que envolvía la capilla dorada, e iluminar los rostros de los allí reunidos, se empezaba a pregonar la buena noticia de que Cristo, verdaderamente, ha resucitado. Se asoma al balcón la certeza de que vive, de que está con nosotros, todos los días, hasta el fin del mundo, cuando venga con su Gloria. ¡¡¡Feliz Pascua!!!

miércoles, 1 de abril de 2009

Asomándose al balcón

Así se ponen las banderillas y así se anuncia la Semana Santa a los ojos de quien mira a Salamanca en el espejo de su Plaza Mayor. Hasta dieciséis son ya los emblemas de cofradías, hermandades y congregaciones, que unidos al de la Junta que las agrupa se erigen en visibles pregoneros de los días del gozo. No se disponen ahora según el protocolo de las banderas, que cedía a la Vera Cruz el lugar central, como prima inter pares, así que para descubrir la secuencia histórica de la Pasión charra hay que leer de izquierda a derecha: la cruz con el sudario sobre fondo azul, la corona de espinas y los clavos sobre fondo negro, la cruz trinitaria sobre fondo blanco, la cruz nazarena sobre fondo morado... y así hasta el emblema de la nueva hermandad, con su doble óvalo sobre fondo granate. Más de cinco siglos de tradición asomados a las balconadas del Concejo, para vocear un bando de dolor y gloria en los días del gozo, como alguaciles silenciosos, a merced del viento, ensimismados en las nubes que van y vienen alterando los ánimos en su escala de grises. Se asoman los siglos para reclamarse actuales y siempre vivos, para presentar como en el Balcón de Pilato al Hombre que es Dios, al Dios encarnado, actual y siempre vivo.