viernes, 24 de julio de 2009

Donde ni la hierba crece

Hablando de vientos, me fijo en los que a menudo soplan en la cima de una montaña envuelta en la leyenda, la que mañana habrán de ganar los esforzados de la ruta, desde el maillot jaune que luce mi quinto Contador hasta el farolillo rojo de algún meritorio gregario. Todos padecerán el Mont Ventoux si quieren pasear la victoria de terminar el Tour por los Campos Elíseos el domingo en la hora de los elegidos. Y, de camino a la cima, recordarán la tragedia de Tom Simpson, hace más de cuatro décadas. El británico, envenenado por el alcohol, las anfetaminas y el calor asfixiante hasta el delirio, se topó con la muerte pedaleando, alcanzando el rango de mito. Ni el maillot arco iris que se enfundó en Lasarte, ni sus notables triunfos, le hubieran encumbrado como lo hicieron las rampas de su último puerto. Algo así como el torero que muere en el albero, ebrio de orgullo, espejo que hace daño porque duelen los ojos por las lágrimas. A sus plantas, el homenaje sincero pero agridulce de muchos aficionados rumbo a lo más alto de esta extraña cota hors catégorie, donde ni la hierba crece pero florecen, junto a la cruz, las leyendas. No imaginaba Tom que aquel demarraje suyo, desafiando a los límites de su organismo y a los peligros de la naturaleza, desembocaría en una cuneta de triste recuerdo, donde musitar una oración y hacer del bidón la ofrenda más sentida. Mañana es otra vez el día de la épica, de seguir disfrutando con este deporte tan castigado y tan hermoso que escribe sus páginas más célebres cada año por estas fechas. París está a la vuelta de una esquina llamada Mont Ventoux.

miércoles, 22 de julio de 2009

No se las lleva el viento

A estas alturas del verano, en vísperas de La Mariseca y del Mont Ventoux, a punto de honrar al Apóstol y al vencedor del Tour, resulta lógico encontrar dificultades para conciliar el sueño por el calor, pero que la razón del momentáneo insomnio sea el azote del aire sobre las entreabiertas ventanas... Al volver del hospital, cerca de casa, algunas ramas yacían en las aceras, víctimas de la ventisca. Unas cuantas horas después no cesa lo que a estas alturas del edificio, en el octavo piso, parece un vendaval. A precio de leve cefalea y de robar unas horas al descanso, le pediré al hermano viento que con los pobres brotes verdes arrastre también los sinsabores y los desencuentros de las últimas horas, que sea verdad eso tan manido de que "hablando se entiende la gente" (y yo añado "escuchando"). Le rogaré que se deje amainar por la noche en su insistente combate, esparciendo un sereno son de paz. Que disipe las disputas y desvanezca los prejuicios. Que allane los senderos. Que despeje los horizontes. Que sea, en fin, un soplo del Espíritu, y nos deje las palabras, y que éstas beban en las del único que las tiene de Vida Eterna.

martes, 21 de julio de 2009

Llamadme muchacho

Muchacho, cha.
(Del ant. mochacho, y éste de mocho).
1. m. y f. Niño que no ha llegado a la adolescencia.
2. m. y f. Niño que mama.
3. m. y f. Mozo que sirve de criado.
4. m. y f. coloq. Persona que se halla en la mocedad. U. t. c. adj.

Imberbe, lactante, lacayo que no calla, ése soy yo: Lucano, o sea Tomás (en negrita a falta de subrayado). A muchos de los habituales os dejo fuera de sitio, pero unos pocos sabéis a qué me refiero. Siento tanto aparente misterio (que no es), pero tenía que decirlo. Porque esta noche dormiré tranquilo, como siempre, porque a nadie he acusado y en nada he importunado a mi conciencia, porque respeto a la jerarquía por amor a la Iglesia pero no soy amigo de los nihil obstat si no escribo de moral ni de doctrina, porque jamás pedí cabezas en bandejas de plata ni vendí primogenituras por platos de lentejas, porque ya enseña Agustín que "la Verdad nos hace libres y la Caridad esclavos". Porque somos muchos los subrayados muchachos que no nos resignamos a la complicidad del silencio. Desde las nevadas alturas del Roque, sin ánimo de ofender: ¡Somos muchachos!

sábado, 18 de julio de 2009

Viviendo de pie, viviendo sentado

Así titulaba Ángel el archivo adjunto que nos envió hace justamente tres años a los voluntarios y trabajadores de la Casa de Acogida para enfermos de SIDA que Cáritas atiende en Salamanca. Nos contaba en "su libro" cómo todo había cambiado para él en una atolondrada Nochevieja que colmó el vaso y, al cabo del tiempo, que no cura todo pero lo alivia, las cosas iban adquiriendo un mejor color. Todos nos admiramos de su afán de superación, de todas esas pequeñas ideas que le iban haciendo más grande, y sentíamos que la Casa era su casa. Hace más de un año que dejé de dedicar las tardes de los jueves a la que tambien era mi casa, y en las palabras de despedida que por aquí vinieron a parar decía: "Sabré que Ángel seguirá escribiendo libros y echará cada semana la quiniela, y si un siglo de éstos el Atleti nos da una alegría la celebraremos juntos". No dudo de que la celebraremos, aunque no nos estrechemos en un abrazo, pues hace un rato, al despertarme tras la guardia, he sabido que ha muerto esta noche pasada. Yo de médico en un Clínico, él de paciente en otro, sesenta y pocos kilómetros al sur. Ha muerto una de esas personas que imprimen huella en la memoria: tantos jueves de paseo por una ciudad que es un circuito de obstáculos para quien vive sentado en una silla de ruedas, tantas breves o más largas conversaciones sobre los más diversos temas, tantas cenas sentados a la misma mesa, tantos recuerdos... Cuando le preguntabas ¿Cómo estás? indefectiblemente respondía Jodido pero contento. Así era el bueno de Ángel. Así es. Descanse en paz.

miércoles, 15 de julio de 2009

Estelas en el mar

Algo tendrá el agua cuando la bendicen, cuando dejan su rastro sobre ella la luz y la serenidad de unas felices vacaciones en inmejorable compañía. Porque las jornadas de calma que gocé no le encuentran la gracia a un postre de absurdas tempestades. Me quedo con aquéllas, con el recuerdo vivo de un cielo abierto encontrando espejo en el abierto mar, sembrado de estelas para encontrarnos.

viernes, 10 de julio de 2009

Ojo de perdiz

Apenas ha pasado hora y media desde que los médicos del Hospital de Navarra comunicaran el fatal desenlace de la última carrera del encierro de hoy: "Presentaba una herida en la zona supraclavicular izquierda, con trayecto ascendente afectando a pulmón izquierdo, aorta y cava. Ingresa en situación de paro cardíaco, pasa a quirófano y, tras las maniobras de reanimación, el paciente ha fallecido". Corría sin documentación, por lo que aún desconocemos su nombre. Uno más de la marabunta veloz, por momentos caótica, a veces armónica, que en vacaciones me despierta a las 7:53, para sentarme frente a la televisión y conectar con Pamplona. La retransmisión en directo nada nos desvelaba de lo ocurrido a este joven en la zona del vallado de Telefónica, pero pronto supimos que el rezagado Capuchino, marcado con el 106 y el hierro de Jandilla, había dado importante batalla a los mozos. El colorao ojo de perdiz perdió de vista a sus hermanos y fue entonces, cuando era el único por pisar el coso, cuando tuvimos noticia de su pelea, tan violenta que llevó a la muerte a un joven que ha encontrado lo que no buscaba en la tribal y festiva carrera de la mañana. Descanse en paz, de la mano de San Fermín y la Virgen del Camino.

miércoles, 1 de julio de 2009

Punto y seguido

Para que descansen los dedos, se relajen los ojos y se desintoxique la mente. Para no enrollarme haciendo crónica de un nuevo capítulo que suena a viejo, para no copiar y pegar, y reenviar y adjuntar, y responder a todos... Para no convertirme en usuario y depender de una contraseña. Para que el 9 por la noche sea como una noche de Reyes abriendo sorpresas de las que se leen: ¡sed generosos! Para que de verdad sean vacaciones, punto y seguido.