lunes, 12 de marzo de 2007

Siempre estaba apagada















La televisión de la cafetería de la facultad sólo se enciende para que profesores y alumnos podamos asistir a alguna competición deportiva que se dispute por la mañana, como la Copa Intercontinental que le ganó el Boca de Riquelme al Madrid. Aquella mañana de marzo, extrañamente, se encendió...

Cito a Asclepio: El último rincón que descubrimos de nuestro nuevo “hogar” es la cafetería de Abundio. En sus mesas hemos tenido las conversaciones más vacías y las más profundas sobre todos los temas imaginables. Lamentablemente, allí, unos años después –y no recuerdo porqué aquella mañana estábamos casi todos- habríamos de vivir en directo la tragedia del 11-M, que ¿recuerdas? te paralizó en la plática, convirtiéndonos a todos, como a la mujer de Lot, en estatuas de sal mientras volvíamos la cabeza hacia nuestro pueblo en llamas. Pero, volvería a amanecer…

Aquella noche papá había estado de guardia y fui caminando a clase. Por eso llevaba la radio, y hasta las ocho menos cinco había estado escuchándola, antes de entrar al aula, cuando aún no se sabía nada de lo acontecido en Atocha, El Pozo y Santa Eugenia, esa célebre estación y las otras dos más anónimas que ya no se nos olvidarán en la vida. Las cifras de muertos crecían por momentos, y yo me convertí en triste portador de las malas nuevas, entre las dudas y la incomprensión que a todos nos invadía. ¿Por qué? Pronto decidimos que mejor era no buscar razones a lo irracional, que nada podía explicar aquella masacre que iba contra todos nosotros. Como dice Raquel, "192 maneras de vivir y una de morir". Todavía tuve tiempo de acercarme con Manu y Jorge a prácticas, al hospital alertado para recibir a alguno de los miles de heridos; de llegar hasta la Plaza en una concentración espontánea y sobrecogedora; de sentarme con unos y otras a dar vueltas al asunto y caer en la cuenta de que el domingo había elecciones generales... Ojalá no se hubiese encendido la televisión aquella mañana de marzo, cuando todo cambió para mal, cuando germinó la discordia... y sigue creciendo sin que nadie parezca hacer algo por detener su avance. Juicios, sumarios, declaraciones, pruebas falsas, confidentes, manifestaciones, comunicados, comandos, células islamistas, furgonetas de la muerte, TEDAX, mochilas, corredor del Henares, titadine, fiscales, asociaciones, trama asturiana, conexiones, comparecencias, comisiones, testigos protegidos, abogados, goma 2 eco, imputados, pisos de Leganés... ¿Por qué tuvo que encenderse?

3 comentarios:

Tsuki dijo...

Pues se encendió, por desgracia se encendió, y lo hizo, porque con toda la creatividad que podría usar el ser humano para hacer el bien, todo el esfuerzo, el tiempo y las ganas preferimos usarlo en ocasiones para causas tan viles como hacernos daños a nosotros mismos, eliminar la vida, crear odio...

Si todo ese ingenio y tiempo se hubiera usado para crear una campaña de recogida de vacunas para el tecer mundo... pero no, así somos, usamos nuestros dones para hacernos daño.

Ojalá algún día lo paguen.

Miguel Angel Cardares dijo...

Por desgracia si.

Tres veces he visto encendida la televisión de la cafeta de la Ponti en cinco años, 11-M, intercontinental del Mandril y fumata blanca. Por lo que parece las teles de las faculs no se sobrecalientan...

Lucano dijo...

Mira, yo también viví la fumata blanca en la Ponti, pero vía transistor, con Paloma Gómez Borrero dilucidando su escala de grises y optando por dar por bueno el repique de campanas. Por los 192 suenen siempre.