domingo, 28 de diciembre de 2008

Es Raquel, que llora a sus hijos

"Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento: es Raquel que llora a sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen": profecía de Jeremías, evangelio de Mateo, portada de todos los periódicos de hoy. Ojo por ojo, diente por diente. La muerte y el desconsuelo se ceban otra vez con la patria de Jesús, que nació cuando en toda la Tierra reinaba la paz. Misiles por misiles, bombas por bombas. La sangre y la desesperanza riegan otra vez el escenario de la Acción salvadora, Tierra Santa puesta a prueba, Santos Lugares sembrados de cadáveres inocentes, en uno y otro bando. Difícil solución se me antoja con tantas armas en los arsenales y tanto odio en los corazones. El cielo se tiñe del humo negro del terror; el suelo, del rojo que surca las venas de todos los que luchan por la nada de su todo. En Gaza como en Ramá, es Raquel que llora por sus hijos, es el clamor de la Humanidad que esperaba un Mesías y sigue esperando disfrutar de la Paz que Él nos trajo.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Esta noche es Nochebuena

"Felices Pascuas en el año en que has comenzado una nueva vida dentro de las varias vidas que vivimos. O algo así. Abrazos para que los compartas con quien te parezca". Estas palabras y esta fotografía eran su felicitación, que me ha empujado a hacer inventario de un año que, como todos, parece volcarse en la Nochebuena, aglutinadora de recuerdos y propósitos, de ausencias y presencias. Las "vidas" ya vividas han cimentado y siguen cimentando la actual, que a su vez hará piña con las anteriores cuando deje paso a la siguiente: sucesión de capítulos que abocan a un desenlace conocido, pero mientras tanto saboreamos el planteamiento, los sucesivos planteamientos, y el nudo, los sucesivos nudos. Escribimos negro sobre blanco de Nochebuena en Nochebuena, sabedores de que la Nochebuena se viene, la Nochebuena se va, y nosotros nos iremos y no volveremos más. Llenamos páginas sin retorno pero volvemos siempre a ellas, y yo este año, con tanto cambio y tanta novedad, no he escapado a esta tendencia. Las he mirado con otros ojos y me ha gustado lo que he visto, renovado y vuelto a su ser. Ha sido año de reencuentros, breves pero intensos. Año de viajes, de guardias, de amigos en plural y de novia en singular. Año de luces que conducen a la Luz que ahora nos nace, en esta santa noche que todo lo atrae hacia el pesebre de Belén. Venite adoremus.

domingo, 21 de diciembre de 2008

El General Invierno

Las afonías son para el verano, dije, y ahora lo que padezco es una tos que no acabo de soltar: reconozco que la planta de Neumología de un hospital no es el mejor lugar para curar catarros, y menos en estos días de "temporada alta". Lo cierto es que ha llegado, con su batallón de noches largas y días cortos, el General Invierno. La nieve se ha encargado de ambientar las calles para los fastos de recibimiento, se están organizando brillantes veladas, digo heladas, en su honor y se prevé un paseo triunfal de este personaje, que según lo pinta Arcimboldo puede definirse como realmente feo. Un tipo feo. Seco. Agrio. Medio muerto. Nada que ver con la dulce, blanca y feliz Navidad que en estos días de su llegada le eclipsa. Ya es invierno, pero hasta que no veamos la cuesta de enero desde su misma falda nos parecerá que todavía queda lejos el combate contra tan peligroso enemigo. Ha llegado y se ha escondido. En segundo plano espera el momento de descubrirse y mostrar sus armas grises y frías, agazapado tras los montones de nieve, bajo las capas de escarcha. Atacará en forma de mañanas en que salir de la madriguera en que creeremos haber convertido nuestra cama será todo un desafío contra la salud y la felicidad a las que aspiramos. Nos asaltará con vendavales camino del trabajo, del colegio, de la facultad, que harán que añoremos más si cabe la cama-madriguera. Se mostrará tan implacable que todo guante, bufanda, gorro, cazadora... nos parecerán blando escudo con que defendernos. A Dios gracias, no parece que tengamos que invadir Rusia próximamente, y cuando empecemos a sufrir los efectos de la batalla librada aquí ya será primavera, al menos en El Corte Inglés.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Dulce

Feliz, blanca y dulce seguramente sean los tres adjetivos que con más frecuencia califican al sustantivo Navidad, que en estos días nos llena la boca y puebla postales, letreros, excusas, motivos... Estamos en la semana de las funciones en los colegios, de los colapsos en las estaciones porque casi todos quieren volver a casa como el del anuncio y de los atascos en las inmediaciones del Portal de Belén porque se ha formado una caravana de muñecas. Mucha fiesta, pero también mucho mito, que ha superado en apariencia al Misterio y su sentido trascendental en la Historia. Celebrada por una sociedad en que lo religioso palidece, la Navidad sigue nombrando nuestros días con su color, que es el blanco. Con su deseo, que es el de la felicidad, más o menos lleno o vacío de contenido: ahora los prójimos son, o parecen ser, conscientes de su existencia. De su sabor, el dulce, la Navidad impregna mesas, calles y corazones. Las noches frías se vuelven cálidas al tropezarte con la dulzura perfecta del escaparate de un comercio urbano que viene de otro siglo, o con la dulzura tradicional de las recetas rurales que vienen a la ciudad para cobijarse bajo los soportales y anunciar con el turrón artesano de la Sierra lo que anunció el Ángel de la Nochebuena a los asombrados pastores que dormían al raso, sin soportales siquiera: "Os anuncio una gran noticia que lo será para todo el pueblo. Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor". Es la misma Nochebuena, pero la hemos disfrazado tanto... Le pesan los aderezos, los espumillones, las bolas brillantes como a un árbol débil... y seguramente nos hemos pasado con el azúcar. Nos ha quedado dulce, muy dulce, empalagosa por momentos incluso para los más golosos. Se nos ha perdido por el camino la estrella de Plácido, que viajaba en motocarro.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Nieva sobre nevado

El último Domingo de Pascua hasta nevó sobre la Plaza Mayor mientras se encontraban Jesús y María. Sol, nubes y nieves se hermanaron para blanquear del todo el efímero manto de María y deslumbrarlo ante la gloriosa desnudez de Jesús. Entonces los copos se evaporaron como maná antes de besar el suelo, fueron como pedazos de cielo llevados a las bocas abiertas de quienes allí nos habíamos reunido. Anteayer, lunes al sol, dejaron alfombra alba sobre las losas, rastros de pasos, huellas de nieve, polvos de luz. Anoche, esta noche, martes a la sombra, ha nevado sobre nevado. Nieve fina, nieve bien conocida que, en cierto modo, echaba de menos (me lo he de mirar, lo sé). Nieve de cofradías reunidas en pleno, como nos reunimos en la Plaza las mañanas de la Resurrección para el Encuentro. Nieve sobre nieve, palabras que el tiempo mueve y descoloca, nieve de cofradías reunidas en la Casa de la Iglesia las noches de otoño, de invierno, de primavera y hasta alguna de verano para el sano desencuentro, porque más salud hay en la divergencia que en el conformismo, más en el ruego y la pregunta que en el silencio y la desidia, en el proyecto serio (acertado o equivocado) que en el "siempre se ha hecho así". Así de mejorable. Otra nevada. Fina, suave, blanca. Más nieve sobre nevado. Más horas por delante. Más tertulias. Más rumores. Más de lo mismo. Más de lo nuestro, que tanto nos cansa... y tanto nos gusta. Yo me lo miraré, pero quizá hagan precio de grupo. Alguno de vosotros seguro que se apunta.

jueves, 11 de diciembre de 2008

La tecla rebelde

Ten´´ia que ser precisamente ella: pronto se ha revelado la rebelde. En efecto, me refiero a la insurrecta tecla de las tildes, que se dobla sin venir a cuento. Desconozco si tiene arreglo sencillo, pulsando alguna otra tecla, comandos, funciones y/o secretos que me esconden estos misteriosos artilugios. Es posible que no, y que, como pensamos, mañana haya que adquirir un nuevo teclado en el que distingamos la n junto a la m y la b junto a la v, donde la T de mi nombre no se limite a un escueto esbozo de raya y la R se defina por trazos resueltos en lugar de una borrosa escuadra, donde la O no haya que imaginarla. Dar con la tecla es todo un reto. Pensar. Inspirarse. Acertar. No siempre se consigue poner el acento donde corresponde, pisar en suelo firme o decir la palabra adecuada. No siempre se encuentran el momento oportuno y el sitio propicio. No siempre sobrevivo tantos renglones sin teclear mis queridas esdr´´ujulas. ¡Volved!

Apostilla (15-Dic-08, 23:54). ¿A qué no es normal que en un documento de Word (al que he recurrido) o charlando en el Messenger pueda poner las tildes y al escribir aquí se repita el problema que motivó mi pasado comentario y que ahora ya sólo afecta, momentáneamente, a esta página, al buscador de Google o al de Youtube? En definitiva, un misterio el del teclado, así que algún entendido en la materia me dé una explicación o calle para siempre.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Y eternamente lo sea

Dije que hablaría del Prado y, paradojas de la vida, traigo una pintura del Thyssen, la Inmaculada salida del pincel de quien anoche conocí un poco mejor ante la gran pantalla: Δομήνικος Θεοτοκόπουλος, Doménikos Theotokópoulos El Greco. En él se refleja la humana aspiración de que la luz venza sobre la oscuridad, siga venciendo. En Ella, la Luz ha encontrado donde prenderse, entrañas puras donde encarnarse y seguir ardiendo: "Luz de Luz, Dios de Dios". En él se plasma la belleza de las criaturas, como espejo del Cielo, don de lo Alto. En Ella, en su belleza graciosa, todo un Dios se recrea, en la celestial princesa que ya reina coronada por doce estrellas, vestida de sol y con la luna por pedestal. En él, hombre débil regalado con el genio del arte, la Luz cuenta con grandes aliados: sus manos prestas y sus ojos clarividentes. En Ella, la mujer fuerte del Evangelio, todos tenemos un faro de humildad y entrega, la Madre del Buen Consejo: "Haced lo que Él os diga". En él, que añoró Creta, descubrió Venecia y amó a España, se mezclan los colores del Mediterráneo en una paleta de nombres y hombres a los que hacer santos. En Ella todos los pueblos se miran, todos los nombres se encuentran y todos los hombres se santifican. Bendita sea tu Pureza.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Algo huele a podrido en Azpeitia

Iba camino de su partida de tute de todas las tardes pero no llegó a la cafetería Uranga, donde le esperaban los naipes, la faria y el café. No llegó porque algún pistolero de la ETA, esa banda de asesinos que lleva cincuenta años matando movida por el odio a España, le descerrajó dos balas. Al muerto de ayer, Ignacio Uría Mendizábal, quizá también le esperaba su cuadrilla, compañeros de partida que posan ante el fotógrafo de El Mundo. Si le hubiera dado un infarto es probable que alguno de los jugadores hubiese acudido al hospital, o a estar con la familia, mientras los otros seguramente estarían comentando, muy preocupados, toda la tarde la noticia. Pero le mató la ETA y pronto encontraron quien ocupase el lugar de Ignacio, a seguir arrastrando con el as de espadas y cantando las cuarenta. El cadáver, todavía caliente. ¡Vaya manera de esperarle! Y es que, por desgracia, algo huele a podrido en Azpeitia.

martes, 2 de diciembre de 2008

Las llaves de casa

Pocas ya, pero todavía resta alguna de las visitas guiadas o dramatizadas que componen la oferta cultural "Las llaves de la ciudad" del Ayuntamiento de Salamanca. Para celebrar los veinte años de la declaración como ciudad Patrimonio de la Humanidad se han programado visitas a varios enclaves salmantinos, muchos de ellos inquilinos de los últimos lugares de las guías más completas, por lo que ni los turistas los suelen frecuentar ni muchos salmantinos, la inmensa mayoría, los conocemos bien o regular. La otra mañana, padeciendo un frío ártico-helmántico, nos dieron las llaves del antiguo Monasterio del Nombre de Jesús, el de las Madres Bernardas, integrado en el reciento del Colegio Calasanz. No conocía ni el templo (magnífico tabernáculo) ni el claustro, donde se erige un pino que Cosme y Damián sí logran ver porque miran con ojos del XVI. Hasta se apoyan en él y recogen las piñas caídas estos dos estudiantes de Salamanca retratados por CNTRPLT con tecnología del XXI. Luego nos abrieron paso hasta el patio del Colegio de Huérfanos, el de "los locos", hoy parte del Campus de Educación. Y desde allí, prendados de la hornacina repetida de sus portadas, nos enseñaron cómo y dónde se visitaba a la Patrona, errante Santa María de la Vega que otrora era vecina lindera del Tormes. Los remozados arcos y capiteles románicos del viejo convento lucen en la sacristía de un templo límpido que se rehabilitó como Granja Escuela y en tiempos sonó como posible sede del Museo de Semana Santa... ¿he dicho Museo de Semana Santa? Muerto de frío pero premiado con una copia de las llaves de la ciudad, no me canso de descubrir Salamanca. Y Zamora, claro.