jueves, 21 de septiembre de 2006

El Unamuno de los zuecos blancos


Setenta años después, Unamuno en las aulas; por lo menos, en la mía. Y aunque no alumbre sobre filosofía ni se explaye en griego, sí me resulta agradable escucharle cómo el queratinoblasto se convierte en queratinocito, o cuando nos plantea que si tenemos 100.000 pelos y estos crecen durante 2 o 3 años, a razón de 1 mm cada tres días, pero contando con que no todos están en la fase anagen, le digamos... ¿Qué ha preguntado por fin? Ya no lo recuerdo exactamente, la cuestión se ha perdido en la locuacidad de este Unamuno de hoy que confiesa que siempre tiene los zapatos muy sucios, y por eso se trae los zuecos hospitalarios a la facultad.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sorpréndeme el hecho de encontrar este blog, pero me congratula encontrar este post, pues considero oportuno relatar aquí algo de lo que tuve conocimiento no mucho tiempo atrás:

Alfonso XIII distinguió a Miguel de Unamuno con la Gran Cruz de Alfonso XII. Cuentan que en la recepción dada por el monarca para la entrega de dicha condecoración y, tras escuchar las palabras cariñosas que éste le dedicaba, dijo: “Señor, me siento muy orgulloso por la distinción que me concedéis y que verdaderamente merezco”.

El rey se sorprendió ante las palabras de Unamuno y le dijo: “Don Miguel, sois el único que me ha dicho una cosa así, porque todos los que hasta ahora he distinguido con esta condecoración, me han dicho que no la merecían”. Y el escritor respondió: “Señor: y tenían razón al deciros eso”.

Y es que Unamuno tuvo siempre salidas sorprendentes.

Anónimo dijo...

Me ha encantado tu blog Towi. A mí me sucedía lo mismo con las clases de Unamuno. No es uno de esos catedráticos que dan clases magistrales, pero me encantaba oirle hablar. Bueno, qué te voy a decir? Por alguna razón fue mi padrino... Me hace ilusión que alguien más piense como yo. Sigue deleitándonos con estos comentarios que haces por favor. Un besito.

Lucano dijo...

Elena, me encanta que vuelvas a leerme. No sé si tengo tanto que decir... pero el caso es que habrá que seguir viniendo por estos lares.

Al amigo monárquico, gracias por el episodio, genial siempre Don Miguel. Y larga vida a S.M.

Anónima Inma, ahijada del protagonista, bienvenida a tu casa.