viernes, 10 de noviembre de 2006

Urget nos

Ha dormido prácticamente toda la tarde, cual oso hibernando, como es costumbre en él. No ha cenado, apenas dos cucharadas de sopa para seguir durmiendo. Ya metido en la cama tenía ganas de tertulia, de hablarme de esa hija que va a estudiar enfermería para cuidar a los que estén como papá. Habla poco, pero de vez en cuando le apetece ser escuchado, y nunca faltan al final tres o cuatro sonoros "gracias" que se abren paso entre las sábanas. Hoy pedía morirse de una vez y pronto encontró motivos para seguir viviendo: el amigo que trabaja de sol a sol, el hermano con la clavícula rota, la hija de la foto de la mesilla... Es el pan nuestro de cada jueves, que se hace silencio o herida, que busca (supongo) y encuentra (espero), que toma carne en el hombre y no deja de gritar.

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