domingo, 31 de diciembre de 2006

Triste despedida

Siento pasar de la carcajada al silencio, del humor a la preocupacion, pero los acontecimientos se imponen, por desgracia. No acabamos bien el año. Si en 1936, el 31 de diciembre, Unamuno se moría por una España en guerra "incivil" que eran dos, este 2006 se nos va con olor a pólvora en Barajas, pues ayer ETA volvió a expresarse como mejor se la entiende, mediante el lenguaje del coche bomba. Dos ecuatorianos desaparecidos bajo los escombros del aeropuerto comparten protagonismo en las portadas y telediarios con la ejecución del criminal Sadam Hussein en Iraq. Muertos del terrorismo con el que nada hay que negociar y muerto de una justicia que se arroga la potestad de quitar la vida, que no hace sino ponerse a la altura del dictador al que condena y asumir decisiones que no competen al hombre. No acabamos bien el año, no.
Méteme, Padre Eterno, en tu pecho, misterioso hogar.
Dormiré allí, pues vengo deshecho del duro bregar.
Epitafio de Unamuno en el cementerio de Salamanca

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ante sendas atrocidades sólo me queda decir una cosa: ¡viva la vida! Quien no respeta la vida es porque no la entiende y vive en la ignorancia del que muere en vida, del que vive la vida muriendo, matando.