martes, 24 de abril de 2007

Quirófano
















Esta misma mañana he vivido mi última incursión/excursión al quirófano, lo cual para un encaminado hacia la medicina general no es ninguna tragedia, sino todo lo contrario. Un by pass aorto coronario, con el corazón paradito y la circulación extracorpórea, ha sido el culmen espectacular de tantas andanzas en dichos recintos, allí "donde se muestra lo realizado con las manos". La etimología, como siempre, refleja muy adecuadamente la realidad. La que me ha tocado vivir. Todo comenzó en noviembre, años ha, cuando la rotación práctica de Fundamentos de Cirugía me dejó una tarde en compañía de un residente tan intrépido como altanero. Ya un poco aburridos por los arduos temarios de bioquímica, bioestadística, micro... y hartos de las cansinas prácticas de anatomía, Felipe nos devolvió a los orígenes vocacionales: le perseguimos corriendo por el hospital (esto ya es algo a lo que te acostumbras después), auscultamos, palpamos, preguntamos, discrepamos, intentamos hacernos entender con aquel transeúnte alemán que hubo que abrir en canal (destilaba aromas tuberculosos su absceso)... y hasta sufrimos con él en una larga conversación telefónica con la novia, que debía reprocharle tantas guardias seguidas. Pero se le notaba contento, y nos "transfundió" ganas de ser médicos. Recuerdo que aquella tarde no miramos el reloj, y varios casos después, salí del Clínico cerca de la medianoche. Pero claro, no es lo mismo una guardia, con pacientes por diagnosticar, que una mañana en quirófano, con pacientes dormidos. La visita por la planta y la consulta han sido mi tónica habitual en las prácticas; las horas de quirófano, un trámite que cumplir. Y dentro de lo que cabe, algo habré aprendido. Por ejemplo, a atisbar el campo quirúrgico aunque me encontrase a varios metros de él, con una enfermera veterana rezongando, un orondo anestesista resolviendo el sudoku del periódico, un carrito de instrumental atravesado, un celador haciendo gracietas, un R1 de Anestesia impartiendo una clase magistral de farmacocinética (evidentemente no licenciado por Salamanca)... Aprendí a estorbar lo menos posible, a soportar el olor de la hemostasia, a encontrar pijamas en los vestuarios. Descubrí cómo debe ser el alcantarillado público al lado de los vasculares o qué minuciosidad pueden alcanzar los dedos humanos junto a los oftalmólogos. Me empapé del saber de los viejos rockeros de Gine u Otorrino y del descaro de los JASP de Torácica o Cardíaca. Escuché los mejores chistes de mi vida bebiendo los peores cafés.

P.D.: Si algún guionista falto de ideas de estas series que tanto abundan últimamente viene a parar por estos lares y le inspiran alguna trama, absténgase de citar la procedencia. Secreto profesional.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi guión favorito: quirófano de ojos junto a nuestra querida amiga Fátima haciendo chistes del Dr. Franco con aquellas gafas (por llamarlas de alguna manera) que parecía que en vez de reparar un desprendimiento de retina iba a irse de vacaciones a Marte.
Espero algún día darle aires más jóvenes a la escuela de rock.
P.D: Yo de mayor...otorrino en Santander.

Lucano dijo...

Mi experiencia de Ojos es muy cómica: si no éramos cinco alumnos en quirófano, no éramos ninguno... ¡y no funcionaban los monitores! Allí, de uno en uno, asomándonos a ver si había suerte y reconocíamos alguna parte de la anatomía ocular. Y el otro, rumbo a Marte. Yo prefiero Santander.

Miguel Angel Cardares dijo...

Que relato más...
solo ha faltado lo de los tactos :S

Anónimo dijo...

Qué recuerdos de prácticas al leer tu blog Towi!!!! La verdad es que si las prácticas de médicas dejaban mucho que desear, las quirúrgicas ya ni te cuento!!!!! Las mías de ojos fueron similares. Eso sí, yo en aquellas miraba el reloj por lo menos 20 veces... refleja mi pasión por la cirugía!!!

Lucano dijo...

Lo de los tactos empezó esa tarde de noviembre, y ya se convirtió en mi clásico. Creo que de ellos se va a hartar Javi Casado. Le paso los trastos de "tactar".

Inma, otro día hablamos de las prácticas de médicas, que no tienen desperdicio; yo creo haber aprendido más Medicina de los cirujanos que de los otros, salvo honrosas excepciones .

Anónimo dijo...

Si en el fondo te tira algo el mundillo de la cirugía...tanto "Don Alberto" que no se yo si dentro de un año te veré en plan "cirujano macho" (como diría Varela) con cuchillo en mano, jaja.

Lucano dijo...

Eso sí que no, maja, pese a que "Don Alberto" se empeñase, jeje. A nuestra querida amiga Fátima y a ti lo que os gustó fue ponerme el ojo verde en las prácticas de Ojos, cómo os reías y yo de conejillo de indias, en fin... Lo que hay que sacrificarse por el progreso de la ciencia médica.