martes, 3 de julio de 2007

Dubito ergo credo (Diálogo)


Adéntrate, Tomás, en mi costado
y sacia allí la sed de tus razones,
y cuenta con tus dedos tantos dones
que el Padre hoy en ti ha derramado.

¡Señor mío y Dios mío!, yo he dudado
y mi premio es la fe, Tú lo dispones.
Tú vuelves hacia Ti los corazones,
¿quién soy para mirar hacia otro lado?

Eres libre, y así es como te quiero,
que, ansioso de respuestas, me las pidas
y, seguro de mi amor, seas sincero.

Seguro estoy en Ti, nunca me olvidas.
Soy libre cuando soy tu prisionero.
No ansío otra verdad que tus heridas.

6 comentarios:

Alberto dijo...

AMEN

Ana Pedrero dijo...

Todos los santos tienen su octava. Un beso desde la orilla atlántica, querido Tomás. :)

Lucano dijo...

Gracias. Aunque he heredado la celebración del de Aquino, termino por festejarlos a todos, con sus octavas respectivas, claro.

Anónimo dijo...

La Fe...el mejor regalo... ánimo y procura no perderla q vendrán pruebas, pero así es también como se fortalece, el arma q es la fe, sali reforzada de los berenjenales en los q nos mete el mundo o, a veces, nosotros solitos :)
Ánimo entonces, seguir a Jesús es difícil pero gratifica. Un besote, chiqui. Alice

Anónimo dijo...

Felicidades compañero del camino en la fe. Es algo muy grande que seas así y que lo sigas siendo. No cambies nunca.

Lucano dijo...

Muchas gracias por vuestras palabras. Por compartir vuestra fe, que siendo un don individual cobra sentido si se vive en común. Alegrémonos, en fin, al ver extendidas sobre el mismo mantel Sus grandezas y nuestras pequeñeces.