sábado, 29 de septiembre de 2007

Al hilo de una homilía...

"Muchos de vosotros estáis oyendo sin escuchar". Con estas palabras se dirigía hace un rato en su predicación el sacerdote a los fieles que casi llenábamos los bancos de la parroquia de Fátima. No frecuento ese templo, pero el aniversario de la muerte de abuela Carmen me lleva allí los últimos sábados de septiembre. Así es como he podido poner voz a las palabras de Matías Castaño Sánchez, a quien he leido alguna vez antes en blogs.periodistadigital.com/soloevangelio.php y ahora en guarabitas.blogspot.com. Son frecuentes y afiladas sus disertaciones acerca de un planteamiento evangélico en particular radical, el de la pobreza. El de Dios y el dinero, antónimos por excelencia. Como es natural, en esa línea ha ido la homilía de hoy, pues el Evangelio era el de la parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro. "No es aceptable que tengamos algo de dinero sobrante y haya una sola persona hambrienta en el mundo", ha dicho. Probablemente muchos oían sin escuchar, pero también habremos sido muchos los interpelados y entristecidos al sabernos huidizos del segumiento de Jesús, que siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre elocuente don Matías. Yo guardo un recuerdo emocionado de su estancia como párroco de San Andrés. Pocas imágenes, pero fijadas en mi cliché vital tiempo. Aunque apenas era un pequeñuelo, siempre veré en él al ministro de mi bautismo, la primera fuente de la que manó para mi el Agua de Vida. Todos estos años, no le he perdido la pista como columnista. Recomiendo la lectura de sus artículos, llenos de vivencias de fe.

Alberto dijo...

Poco he leído, pero he visto fuerza y compromiso, cosa que suele ser poco habitual. Pero tampoco os escondo que palabras como capitalismo o conservador dihas por un sacerdote suelen asustarme, porque habitualmente acaban en ciertas corrientes a un paso de las frontera eclesial. Pero sea como sea, razón tiene en que oímos peor no escuchamos, y sobre todo, nos justificamos para no hacer nada. Que Dios nos ayude.

Lucano dijo...

No han sido pocos, por desgracia a mi entender, los que vieron en la revolución un camino para el Reino. Me parece que no se cuenta entre ellos Don Matías, si bien Asklepieia lo ha seguido más.