viernes, 31 de octubre de 2008

Una guardia en la mochila

De guinda, de postre, de colofón de la semana, una guardia de sábado me espera para comenzar noviembre. Otra más. Y aunque a las tres seguirán siendo las tres, a esas alturas de la madrugada ya todas las horas duran un siglo, o dos. De Urgencias algo he escrito en otro sitio, también aquí, pero dan tanto juego las guardias que, salvaguardando el secreto profesional, se podrían dedicar entradas y entradas sin agotar el repertorio. Hoy pienso en la guardia de mañana, en que me he venido pronto a casa para descansar y sin embargo estoy tecleando, mientras la radio, compañera de piso en Zamora pero también buena amiga aquí en Salamanca, me anuncia con las señales horarias que habrá que pasar la hoja del calendario, calendario de serenas concordias y esfuerzos compartidos, porque no puede ser de otra forma. Pasaré la hoja y repasaré la mochila: la llave de la taquilla, allá en el sótano del hospital, donde me esperan el pijama verde y los zuecos blancos del Sacyl, una de las diecisiete sanidades públicas de esta España nuestra; el fonendoscopio para escuchar ruidos rítmicos, algún soplo, murmullos vesiculares conservados, roncus, sibilancias y ese concierto disarmónico de los crepitantes bibasales; el martillo de reflejos con que torturar un poco brazos y piernas; la linterna de calibrar pupilas y otear gargantas carraspeantes; el bolígrafo para escribir historias, espero que menos de 236, y rellenar volantes; la libreta donde anotar esos tratamientos imposibles de recordar por lo abundantes o por la diferencia ostensible entre lo que dice el paciente que toma y cualquier fármaco que aparezca en el Vademécum; alguna pequeña guía de consulta que suple las que iré elaborando; y la escueta bolsa de aseo. Cerraré la mochila y me iré a la cama, que mañana, para mí, es día de escuela: a seguir aprendiendo en Urgencias.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Otro sábado más que compartimos guardia Towi, así que ánimo!!!! Menos mal que hoy, a las 3 serán las 3...jejeje, que ya fastidiaría que de nuevo nos tocara hacer una horita más. Espero que sea buena para ambos. Muaksssssssssss pucelanos, jejejeje.

davidiego dijo...

nunca dejes de aprender!
y que no os den mucho la lata, poquitos e interesantes, ninguno grave.

Anónimo dijo...

Aquí seguimos a las 3.30 de la mañana, solita con los dos R1, viendo intoxicaciones etílicas, agresiones, cortes...pero bueno mientras esperamos radiografías y analíticas, aprovecho para saludarte de nuevo y no aburrirme. jejeje. Espero que la tuya este siendo tranquila. Muakis

Lucano dijo...

Pues nos la han dado, David, pero como he aprendido me quedaré con esto más que con el trajín.

Inma, son las 7:36 y parece que esto se calma. Ahora miraré las radiografías, porque las analíticas ya han llegado. Eso sí, yo estoy solito, con las enfermeras, las auxiliares... y los pacientes que pasan la noche en Urgencias. Los adjuntos y el R2 se levantarán en breve, que el chiringuito no es sólo mío ;-)

María Martín Calvo dijo...

Que haya muchos como tu...
Besos Nazaríes...

Félix dijo...

¿Cuántos, queriendo, harán guardia un sábado? Serán muchos de los que irán a molestar a la tuya, con golpes, alcoholes, psicotrópicos o heridas incisas. Todos esos, sin que nadie se lo mande, se proponen velar las noches de fin de semana para ver quién aguanta más o, simplemente, porque como lo hacen los demás...
¿Qué sería de vosotros sin ellos? Anuque también hay que dar su parte de mérito a tiernos infantes con amígdalas sensibles, huesos frágiles y comportamientos de lo más sorprendentes. O viejos que lo único que tienen es el poso de los años que se les escapa por cualquier achaque y necesitan de vosotros para, por lo menos, escuchar una voz cálida en la soledad de la noche.
¿Qué sería de ellos sin vuestras guardias?
Cordialmente,
Félix

Lucano dijo...

Lía, bienvenida. Enseguida me dedicaré a conocerte. Besos salamoranos.

Félix, fue guardia de sábado sin enfermedades de la fiebre del sábado noche. Mucho vértigo, mucha mente trastocada y alguna que otra amígdala infantil difícil de explorar pero que acabas viendo. El caso es que de las guardias salgo más contento que cansado.

María Martín Calvo dijo...

Todo un honor de recibirte en mi casa, lucano...

Besos Nazaríes