Desafío librado delante de las cámaras, como se llevaba entonces y se sigue llevando, porque lo que no se ve para muchos no existe, y no digamos lo que no se vende ni se compra. Desafío de pequeña pantalla en pantalla grande: David Frost contra Richard Nixon, el pueblo encarnado en un showman guaperas contra el dimisionario Mr. President. Una sola respuesta torpe, una sola pregunta blanda, una mirada perdida o cualquier gesto fuera del guión ponen en jaque los miles de dólares que hacen rentable el desafío y las ansias de la verdad que lo hacen creíble. Bajo una capa de maquillaje, en el claro de luz que se forma en medio de un salón, con los minutos medidos, se libra una batalla incruenta pero cruel, en la que la vanidad y la avaricia restauran constantemente el arsenal. El Cuarto Poder se atreve a poner el contrapunto al juicio que nunca se celebró, y lo hace a su manera, en su terreno, con sus tiempos contados. Señor Presidente, tengo una pregunta para usted.
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5 comentarios:
a ver si puede caer esta semana.
Si cae ya me dirás, o ya te leeremos.
Viajes, cine y buenas compañías. Lucano, algunos días te haces envidiar. Aunque, seguro, lo demás, eso que resulta menos atractivo, siempre queda detrás.
Cordialmente,
Félix
-¿De qué estuvimos hablando anoche, Sr Frost?
-De hambuerguesas con queso, Sr. Presidente.
Ésa es la clave de todo el Watergate...¡la comida basura!(es broma)
Un beso.
CNTRPLT, para comida basura la de las guardias: hay que elegir entre las "barquetas" fabricadas de la Séptima o llamar a un 980...
Félix, la verdad es que me cuido con esas trilogías ;-)
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