lunes, 13 de abril de 2009

Calabuch

Ningún paliativo mejor para el extendido e irrefrenable "síndrome del Lunes de Pascua" como Calabuch. Sobre el cielo de un pueblo que era feliz porque nadie se preocupó de que lo fuera se dibuja un nombre de hondo significado, en el que se contienen novecientas veintiocho razones para seguir creyendo en la felicidad sencilla. Pronto lo descubrió, recién llegado, el Tío Jorge, que buscando al Langosta terminó en el calabozo sin cerrojo de un pueblo donde las lanzas de los romanos que escoltan a la patrona sirven para resistir el ataque de la flota del imperio austro-húngaro: parecía Berlanga, ¿verdad?, y esto ya lo certifica con su sello. Estas gratuitas sesiones de lunes, con mucha señora mayor en las butacas y más bullicio que en una sala al uso, traen a menudo buenos títulos, como éste, que se me antoja imprescindible en la historia del cine español. Encadenando sonrisas y alguna carcajada, en Calabuch se dan razones de peso para seguir creyendo en los que ponen su ingenio al servicio de esa paz cierta, la que nace de los corazones sencillos y felices.

3 comentarios:

El bollus dijo...

Tssssssssssss, Ke aún hay gente recuperandose de la Pascua.

La vuelta a Galilea siempre es dura. Feliz vuelta a la cruda realidad después de las vacaciones, procesiones... En definitiva Semana Santa.

Hasta le año que viene.

Félix dijo...

Muchas, pero que muchas veces, he querido ser como el tío Jorge. Perderme en un infinito reducido y anónimo para ponerme a disposición de los demás sin necesidad de explicaciones. Pero me falta su sabiduría.
Cómo le envidio.
Cordialmente,
Félix

Lucano dijo...

Bollus, como Él va delante, siempre hay manera de adentrarse en Galilea. Creo que ya he superado el "síndrome" ;-)

Félix, el tío Jorge era tan sabio que se enamoró de Calabuch, encontrando allí la verdadera felicidad. Todos ansiamos su suerte: sí, envidia sana o insana, pero envidia.