martes, 1 de septiembre de 2009

Gliwice/Gleiwitz 1939

El primero de septiembre es memoria obligatoria de los dolores de Europa. Hoy hace setenta años la libertad fue desafiada en Polonia por los nacionalsocialistas, desde el oeste. Poco después la amenaza vino de los comunistas desde el este, en el mismo carrillo. Siete décadas más tarde, en una Europa que aseguran tiende a la unidad aunque yo no diría que tenga claro hacia donde se encamina, aquel puñal afilado del conflicto bélico sigue haciendo mella en tantos corazones... Muchas tumbas tachonan sus campos, que lo fueron de batalla. A muchos nietos les han hablado de abuelos que no conocieron. Muchos problemas, casi todos, no los resolvió la guerra. Que la Historia haga su trabajo e imparta lecciones para la vida, para la paz y para la esperanza.

6 comentarios:

Félix dijo...

¡Malditas guerras!
Cordialmente,
Félix

Lucano dijo...

Malditas, crueles y absurdas. Para no olvidarlas.

Bollus dijo...

¿Volveremos a tener una guerra en la que haya limpieza étnica y que se bombardee indiscriminadamente a al población civil y que haya 60 millones de muertos 20 de los cuales sean de un contendiente que encima gana la guerra y que se emplee armamento nuclear….?

Lamentablemente, seguro que si. Espero no vivir para verlo. De momento las heridas en Europa están frescas, pero con el tiempo estas atrocidades se olvidan y se vuelven a repetir. Somos el germen de nuestra propia destrucción. Quizá cuando la humanidad se autodestruya, empezaremos a entender que debemos vivir de una forma sostenible y en paz.

Lucano dijo...

No terminamos de aprender. Es lo triste. La misma piedra y nuestros mil tropiezos.

Alberto dijo...

A la primera la llamaron la Gran Guerra... la segunda nunca tuvo apellidos, el horror fue tal que ninguna palabra ha sido capaz de darle nombre. No olvidemos para no repetir el horror... pero tampoco cerremos los ojos porque hemos vuelto a ver fosas comunes, genocidios, guerras sangrientas... tal vez no hemos aprendido nada... solo nos hemos acomodado.

Lucano dijo...

Lo hemos visto lejos, si lejos son unos pocos centenares de kilómetros, o lo hemos visto distinto, si distinta es la muerte con otro disfraz. Suficiente para acomodarnos y mirar sin ver.