viernes, 26 de marzo de 2010

15:48

Vino de lejos, y antes de más lejos aún. Del Pacífico a las Afortunadas, y perdida la fortuna, aferrada la esperanza a un agua milagrosa, vino a morir joven a la tierra con quien compartió un amor que esta tarde se reveló hecho lágrimas. El aire preso, detenido, encadenado por los grilletes de la muerte. El paso cerrado. El final inminente. La última oportunidad. La misión imposible. Los límites humanos. Las debilidades asumidas. La tristeza de no poder y la tranquilidad de hacer lo debido. Las horas del hospital. Los dolores nuestros de cada día.

4 comentarios:

Félix dijo...

Cualquier pérdida es lamentable, pero si el profesional, buen profesional, hizo todo lo que estaba en sus manos y no salió adelante, todo quedó desde las 15:48 en manos de Dios.
Cordialmente,
Félix

Lucano dijo...

Así fue ayer. Y así es a diario. En sus santas manos todo queda. Es el mejor de los consuelos.

Miguel Angel Cardares dijo...

Si haciendo todo lo posible no pudo ser, es que estaba de ser así.

Lucano dijo...

Tarde o temprano iba a pasar. Pero es algo a lo que nunca te acostumbras, tampoco los que lo viven a menudo, que no es mi caso. Malo sería ni sentir ni padecer.