viernes, 19 de enero de 2007

La vida siempre es digna

Espero no llegar al día en que deje de amar mi propia vida, por la enfermedad o la desesperación, como Sopena, muerto en el lugar de su felicidad juvenil, que nos ha contado Iacobus, o Madeleine, la enferma de esclerosis lateral amiotrófica, muerta en presencia de varios defensores de la eutanasia y de una periodista en Alicante. El uno, despidiéndose en soledad, en un adiós íntimo y sobrecogedor; la otra, renunciando a la evolución incapacitante de su enfermedad y defendiendo su derecho a "vivir dignamente", algo que desconcierta a Emilio:
http://www.elpais.com/articulo/opinion/Derecho/vivir/dignamente/elpepuopi/20070119elpepiopi_7/Tes
No es justo decidir sobre algo que no es plenamente nuestro sino un regalo que disfrutamos en libertad, que se nos da a cada instante por amor. No es aceptable que sea más digno morir para no padecer que vivir luchando.

3 comentarios:

LUIS SANTOS DE DIOS dijo...

Hermoso comentario dentro de la tragédica realidad que contiene.
Ayer, quise decirle algo así a Iacobus, pero mi desconocimiento de Sopena y del grado de intimidad que había entre ellos, hizo que frenara mi ánimo para no ser malinterpretado y ahondar, sin pretenderlo, en la herida abierta en Iacobus. Pero, tú has acertado con el comentario, por lo que, ahora, sobran las palabras.
Simplemente acompañar a Iacobus en su dolor, ahora que es lo único que queda por hacer.

Miguel Angel Cardares dijo...

No es que defienda la eutanasia, simplemente opino que si el deseo de una persona es quitarse la vida, y así lo quiere puede perfectamente hacer lo que hizo Madeleine, Sopena o el famoso Ramón Sanpedro, por mucho que a los que estemos alrededor nos duela, nos cause sufrimiento, o seamos incapaces de entender las razones.

Como bien dices amigo Lucano, yo también espero no llegar al día en que deje de amar mi propia vida, y como dice Emilio Ferreres, también estoy harto de que los héroes sean los que ponen fin a su vida y no los que cada mañana se levantan y se enfrentan a la adversidad de la enfermedad.

En referencia a estos temas, no hay mayor héroe para mí que mi vecino. En su caso no es esclerosis lateral amiotrófica (ELA) lo que padece, sino neurofribromatosis tipo 2 (NF2). Pero día a día lucha con todas sus fuerzas contra una enfermedad que le come por dentro, que impide, cada día más, que pueda desarrollar tareas rutinarias y hacer una vida normal, ha llegado el momento de recurrir a la silla de ruedas para poder dar sus paseos diarios hasta la Plaza Mayor, pero no se rinde, no deja de amar su propia vida, mira a un futuro incierto con miedo y temor, pero siempre desde la misma perspectiva, la perspectiva de la vida.

Él si, con mayúsculas, él si es un HÉROE.

Iacobus dijo...

Amigo Lucano, también opino que la vida es un don demasiado grande como para no querer disfrutarlo, pero como dije en mi reflexión, escrita en un momento de gran dolor, solo me queda aceptar su decisión,no compartida, pero con la certeza de que fue muy meditada pues disfrutaba la vida pero llego el momento en que en vez de disfrutarla la llego a odiar.
Dicen algunas personas que la gente que decide terminar con su vida son enfermos mentales, pero luego cuando tienen un momento de desesperación piensan en acabar con su vida. Unos tienen el valor de hacerlo a otros les falta, por desgracia Sopena lo tuvo.