lunes, 16 de julio de 2007

Carmen es nombre de madre

Te he echado de menos hoy, exactamente igual que ayer. Porque Carmen es nombre de madre, y de abuela, que es madre dos veces. Porque, como en casa de nuestra patrona de la Fábrica de Sueños, también en este humilde taller mío el día del Carmen es fiesta de acción de gracias permanente. Y las echo de menos: a la una, la madre, porque hoy no está; a la otra, la abuela, porque se fue hace tiempo. La una se acuesta hoy junto al mar, la otra nos guarda el sueño desde el Cielo, al pie de la Estrella de los mares, como infalible escapulario de recuerdos y días de fiesta. Día de gracias el Carmen, de nombre de madre, de procesión en barcas desafiando al océano pero también en pueblos y ciudades de secano, que no se bañan en agua salada sino llorando, que sueñan la brisa enrocadas en una singladura de encinares y pastos. Día de la Salve Marinera imaginada en aquel acordeón que endulzaba los años de Alemania, de lejanía y castillos en el aire, de porvenires a precio de soledad. Confío en que siempre estaré contigo aunque no estés. Siempre fiesta en este día de hijo y de nieto poniendo velas y apagando nostalgias a marchas forzadas, dando gracias a la madre y a la abuela junto al río, dando besos a la Madre, de los mares Iris de eterna ventura.

4 comentarios:

Ana Pedrero dijo...

Me encanta compartir contigo este día, Tomás. Ayer, mientras escribía en nuestra fábrica, me acordé de tí, de tus Cármenes. De nuestras abuelas. Del regalo que nos ha hecho la vida.
Una vez más, me has emocionado. Un fuerte abrazo.

Lucano dijo...

Otro, Ana. Y a seguir emocionándonos cada 16 de Julio.

Alberto dijo...

¡Preciosas palabras! La Estrella del Mar, curioso nombre que incluso los de secano y meseta, de pinar y de tomillo, de peña y río, mantenemos para Ella, siendo nuestro mar cualquier tristeza, cualquier pena, cualquier miedo. Ella es la Estrella en el Océano de nuestra vida, que nos guía por los caminos del existir. Para las abuelas que ya no están, que gocen de la dicha de la presencia de Dios. Para las que todavía están aquí, que no se aparten de Aquella que les dió nombre.

Un abrazo.

Lucano dijo...

Como siempre, preciosísimas las tuyas, Conchero.

Atención en la foto superior derecha al paisano vestido de negro y la caída de gafas. Düsseldorf, años sesenta. Mucho español había por allí.