viernes, 20 de julio de 2007

A las aladas almas de las rosas...

... del almendro de nata te requiero. Me requiere. Me llama. Volveré allí mañana después de mucho tiempo. A mi huerto y a mi higuera, a mi nogal de la sombra inmensa y al fresno junto al camino. A los cerros de los tomates y las lechugas frescas embebidos del sol y de la luna; a la tierra santa y buena desbrozada con el corazón y fecunda por los esfuerzos, por los sudores regada y por las ilusiones fértil. La tierra de los mayores reconquistada en vergel a la orilla del Huebra, agua de huertas y dehesas que calma la sed de los toros y de los hombres, que se transverbera en fruta y en espigas, en vino y en pan. Recorreré las veredas deteniéndome en cada árbol, en cada seto, en cada rosal. Sin prisas ahora. Por fin. Que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero.

3 comentarios:

Ana Pedrero dijo...

"Tu corazón, ya terciopelo ajado, llama un campo de almendras espumosas mi avariciosa voz de enamorado....". Inmenso Hernández. Llévate tu cuaderno y síguenos escribiendo en el alma al pie del almendro de nata; en la tierra de tus mayores, en la tierra de los recuerdos, los olores y los veranos. Alimentando este rayo que no cesa.
Un abrazo.

Lucano dijo...

Como si mañana San Muñoz fuera Orihuela. Para seguir queriendo con vosotros.

Alberto dijo...

¡Descansa y coge fuerzas, amigo!

Un fuerte abrazo.