lunes, 31 de diciembre de 2007

Inventario inventado

Menos de la mitad de un día. Es decir, menos de 1/730 de año. O lo que es lo mismo, casi nada tendiendo a nada. Los relojes se ablandan, o en el peor de los casos saltan por los aires sus complicados engranajes, aunque no entiendan de carillones junto al kilómetro cero ni de canciones de Mecano. Las agujas marcan las horas torpemente, aterradas ante la muerte del 7 y el nacimiento del 8. Es el miedo al salto sin red, al paso a ciegas, a la incertidumbre disfrazada de futuro. Es en entonces que la memoria persiste y se impone la mirada atrás para inventar un inventario que suavice saltos, pasos e inquietudes.

Agenda, cuadernos, recuerdos, nombres varios de días diversos. O simples ideas fugaces que tuvieron su vigencia en aquel instante y hoy, a estas alturas de año, la recobran en cuasi-póstumo homenaje. Nuevos muertos (varios) y nuevos vivos (menos). Amigos descubiertos en conversaciones de madrugada, que es cuando se tienen encuentros en la berrenda fase. O reencontrados en lugares donde sopla otra brisa y calienta otro julio. O sentados a la mesa azul de una cofradía que es algo más que procesiones. O interpretando la mejor música con que un cuarteto puede amenizar noches de primavera, verano, otoño e invierno.

Viajes cortos y largas despedidas. Sueños al por mayor en esta fábrica de la que todos somos entusiastas obreros. La bandera de Salamora en lo alto de mi mástil. El grado de médico en el bolsillo de mi bata para empezar a hacerlo vida y obra muy pronto. El tercer cajón en danza y en mudanza permanente, si es que se puede mudar del todo un tercer cajón. El bolígrafo siempre dispuesto para escribir cartas, muchas cartas, reservando las mayúsculas para la rúbrica en clave de mediodía, en forma de un mismo nombre con muchos días de fiesta. Notas sueltas. Temas pendientes. Apariciones estelares. Amigos y residentes donde sea, porque La Clase sigue existiendo y el charco no es tan insalvable. Los miércoles y los jueves son días cada semana más grandes. He extendido el mapa y sea cual sea el destino, me saldrán las cuentas. He mirado la hora y voy bien de tiempo... ¿no?

10 comentarios:

Alberto dijo...

Quien ama siempre tiene tiempo. Y en definitiva, ¿qué es el tiempo? Mera obra humana para dividir el tiempo, irreal e imaginaria.

Un fuerte abrazo y feliz año nuevo.

Lucano dijo...

Gran verdad. Así es como reducimos a matemática la vida. De aquí a la eternidad ;-) Un abrazo fuerte, amigo, y en 2008 más y mejor.

Lola dijo...

Ay Tomás que estrés de texto, hijo mío...pero sí, así es el tiempo.
Descubrimiento del año:dejo entreabierto el segundo cajón de la mesilla...toma ya. Si es que la fábrica de vida y sueños es así.

Que 2008 te sea fructífero, amigo.

Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

¿Quién dudaba de una séptima entrada antes que pereciera este 7 del que nos hablas? Brindemos para que compartas nuevas vivencias en un 2008 lleno de éxitos! FELIZ AÑO NUEVO.Un abrazo

Iacobus dijo...

Feliz Año Nuevo.
Que este 2008 sea otro año AZUL.
Un abrazo.

Lucano dijo...

Hago pasillo a un 2008 azul como espera Iacobus, fructífero como desea Lola y compartido como augura Dryuso. Y que vosotros lo hagáis conmigo: en cada día, en cada nombre. Abrazos.

Ana Pedrero dijo...

Gracias, amigo. Tú sí que has sido un descubrimiento. La bandera de Salamora puede ondear orgullosa en lo más alto del mástil de tus días con nombre. Y fabricarmos juntos nuevos sueños y madrugadas, y nos acordaremos de aquella de mitad de febrero en que saludé el día con una entrada preciosa en este blog que ya es como mi casa.

Un beso azul. Y continuamos el camino. Siempre cerca.

Otro beso, de todos los colores del mundo.

p.d. Concherito de mi alma, disiento contigo: a veces quien ama no tiene tiempo, simplemente porque se lo niegan. Y aún así, siguen amando. Quizá eso sea lo grande de todo esto.

Lucano dijo...

Gracias a ti, Berrendita. Aunque el tiempo se escurra entre nuestros dedos, aunque nos lo nieguen, aunque nos parezca que viene disfrazado de dolor: Amor, lo grande de todo esto.

Víctor L. Gómez dijo...

Se fue el 2007, un año marcado por el color azul de mi nueva familia. Fíjate las simplezas maravillosas de la vida, que convierten lo cotidiano en mágica: te he leído escuchando de fondo "cantares" de Serrat/Machado. Y en un ratito me iré a Salamanca para reencontrarme con los azules.

Maneras de vivir...

Lucano dijo...

"Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar...". ¡Hasta ahora!