martes, 29 de enero de 2008

Chocolate con churros

Chocolate con churros. Ch & Ch. La tantas veces desterrada: A, B, C, D, E... Pero la Ch existe, como Teruel, como los Reyes Magos. Como la Ll. Dígrafos que siguen en el abecedario, aunque a menudo los diccionarios los asimilen a la C y a la L, por esas convenciones de los congresos y los académicos.


Negro y amarillos. Líquido y sólidos. Cacao con azúcar y frutas de sartén. Ch & Ch. Inseparables, como Mauri y Maguregui, como Timoteo y Tito.

Me saben a mañanas en que amanezco entre las dos rayas. Lo que llamo volapié termina siendo siempre estocada al encuentro. Al encuentro con el churro achocolatado de la madrugada y del capricho, que me visita en la cama para cumplir la tradición. Me saben a la Puerta de Zamora cuando echábamos más leña al fuego de agosto. A una nochevieja en la Gran Vía, que ya era Año Nuevo de flores de papel y ya es poema escrito en papel mojado. Borrándose como se borran los amores: sin querer. Me saben a cuatro tazas en la vallisoletana Platerías, a dos en la salmantina Libreros. A cinco tazas cerca del cielo para seguir acudiendo los sábados desde todos los puntos cardinales. Me saben a la casa de los abuelos, porque nada había como el chocolate de los domingos y las personas mayores hablando de cosas de personas mayores. A las mañanas de Ramos, cuando entre la Misa y la Junta los azules ponemos al chocolate y a los churros como pretexto para compartir mesa y berretes. Me saben al día en que no nos salvamos de la quema y a la noche, cualquier noche, bajo los efectos de Ch & Ch.

12 comentarios:

Félix dijo...

Nunca fuí de chocolate, pero reconozco que tiene un aroma intenso y penetrante que anima a los decaídos y que ese lado canalla de las horas perdidas contra las mañanas, tras noches recordadas o no, es algo que, por sí solo, hacen del chocolate un protagonista de primer nivel.
Y qué decir de su "uso" desde canonjías acompañado de picatostes en meriendas de rango.
Pero, donde esté un café, café...
Cordialmente,
Félix

Félix dijo...

Eso sí, ¡¡los churros que ni me los toquen!!
Cordialmente,
Félix

Anónimo dijo...

¡¡mmmmmmmmmm!!!

Lucano dijo...

Que no nos toquen ni los churros ni las meriendas, sean de rango alto o de bajo rango, de café o de chocolate. Meriendas/tertulia, claro.

Gracias por la onomatopeya, Asklepieia. Se te echaba de menos por estos merenderos.

Ana Pedrero dijo...

Aunque yo también soy de café, reconozco que el binomio Ch&Ch es el sabor de las madrugadas que despuntan al alba. El fin de fiesta. Las Victorias en Puebla, los buñuelos en las ferias y Carnaval gadita, la gloria bendita el Viernes Santo a las cinco de la mañana junto a San Juan. Mi tía Cobi, que ya murió. Las mañanas en que duerme Lucía en casa y mi madre le hace las dos cosas caseritas caseritas. El alivio de alguna tarde de invierno. La final del Falla en casa cuando está a punto de salir el veredicto.
Dios, Tomás!! Parece mentira que los sabores evoquen tantas cosas, probablemente tan comunes.

Un beso. Estás que te sales, por cierto. :)

Lucano dijo...

Evocan, claro que evocan. Muchísimo. Y nos parece gustar lo de ayer siempre, porque nos sabe a lo que nos supo. Y entonces vivimos otra vez. Un instante apenas. Suficiente para aliviar alguna tarde de invierno.

Iacobus dijo...

Ch & Ch, sabor a última noche del año o mejor dicho a primer día del año. Y actualmente, a tarde de día todos los santos, con la familia política despues de acudir a visitar a los seres que ya no estan fisicamente entre nosotros.
Por cierto, Ch & Ch el "vicio" de mi santa y si es de "Valor" mejor.
Saludos

Vitote dijo...

Tremenda entrada. A mí me recuerdan a mi madre volviendo por la mañana de una dura noche en el hospital, a mi hermano despierto ansioso por irse de caza a las seis de la mañana del domingo, a salida hacia el campeonato de España con los compañeros del equipo en la cafetería de Abundio...a tantas cosas...

A cuidarse

Anónimo dijo...

A mí me saben a tardes, noches o madrugadas alrededor de una mesa compartiendo multitud de conversaciones con ese grupo de amigos inseparables, ya sea en Pucela, en Salamanca...y dentro de poquito incluso en Zamora.

Lucano dijo...

Iacobus, cuando esto escribía estaba bajo los efectos de un Ch & Ch de Valor precisamente. Comparto vicio con tu "santa". Virtuoso vicio.

Vitote, ni me imaginaba que en Abundio también se podía dar uno estos homenajes. ¿O era la manera de despedir como Dios manda al equipo, camino de la victoria?

Inma, da por hecho que habrá más conversaciones. Vamos a formar el triángulo de los "familias" con un ectópico en el Baix Llobregat

Ana Pedrero dijo...

Tomás, por cierto: podrías añadirle unas notas musicales a ésta entrada, para que fuese chocolate, churros y chachachá. Mola. :)

Lucano dijo...

Sí, sí, el cha-ca-chá del tren que tomo en horas hacia Vitoria. ¡Mola!