lunes, 11 de febrero de 2008

Terraza con vistas

Panorámica Hospital Los Montalvos
El camino es corto en el espacio pero se alarga en el tiempo. Nunca se saben allí ni el día ni la hora. La mesa es amplia para escribir las últimas cartas, o las primeras. Hay tercer cajón para guardarlas y ventanas amplias para aventar los trozos de papel. Las persianas están a medio bajar y se intuyen las encinas por las rendijas. Los párpados, a media asta. Los ánimos, por los suelos quizá, pero serenamente aterrizados. La procesión irá por los adentros, tocando con la punta de los dedos unas afueras de sonrisas forzadas. Rictus de resignación. Curvas y hojarasca. Batas blancas. Cánulas. Toses. Vasos de agua duros de roer. Tardes dicharacheras de verano que son sólo recuerdos en mañanas calladas de invierno. Pañuelos al cuello. Ojos al frente. De espaldas a la musa y al lienzo. Hijos que no vienen. Que ya no vendrán. Copas de encinas tupidas de amargura en la calle de los silencios. Una calle Melancolía de terrazas con vistas a las que da vértigo asomarse porque la muerte es nítido horizonte.

9 comentarios:

Félix dijo...

Magníficas vistas, aunque, a veces, la muerte ande entre las encinas. Pero no por eso hay que renunciar a asomarse.
Cordialmente,
Félix

Lucano dijo...

Hay que asomarse. Porque el horizonte termina donde acaba el alcance de nuestra vista, pero hay algo, Alguien, más allá. Que los bosques no nos impidan ver el árbol.

Ana Pedrero dijo...

Impresionante, Tomás. Y cuando te asomes, espero que por encima de las encinas y del bosque brille una luz para tí. La de tu honestidad y la de la sonrisa de todos los que te queremos, que estaremos para apoyarte en los días duros de batas blancas y sonrisas forzadas.

Mil besos.

Lucano dijo...

Yo también lo espero. De vuestro apoyo no albergo dudas. Mil flores.

Anónimo dijo...

Hay muchos más allá, por eso no hay que dejar de mirar esas vistas. Sabes? a mí los árboles nunca me impedirán ver el bosque. Mil besos

Lucano dijo...

Sé, Inma. Mil flores.

Lucano dijo...

Epílogo triste: ha muerto Julián. Fue anoche. Y no fue como esperábamos. Se asomó a la terraza hasta tocar la muerte, hasta provocarla, hasta dejarse en sus manos. Que el Señor le haya recogido regalándole la Vida que no acaba.

Anónimo dijo...

Espero que se haya sentido acompañado, aún en ese interior tan profundo que no podíamos llegar para tenderle una cuerda. Yo creo que sí, aunque le pudo la cruda realidad que nos ha asombrado a todos. Creía que su abandono sería de otra forma, más lento y callado, pero le "pareció" mejor no molestar más, como siempre. Ahora ya descansa para siempre, ya no hay más toses. Un abrazo: Pilip

Lucano dijo...

Tus palabras son las de todos los que caminamos con él este año y medio último, Pili. Le recordaremos siempre. Un abrazo muy fuerte.