Un día Tío Willy no me dio caramelo sino papelito con proverbio hindú incluido: "Un libro abierto es un sabio que habla; cerrado, un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora". Hoy es el Día del Libro y, qué raro, he vuelto a ver a Tío Willy. Esta vez sí hubo caramelo... y muchas cosas más. Llevaba yo en el zurrón sendos ejemplares de "La ermita de la Vera Cruz de Salamanca. Arte y Arquitectura", obra reconocida con el Premio Villar y Macías 2007 y editada por el Centro de Estudios Salmantinos. Es decir, el mismo libro que buscaba Don Pedro: había mucha gente esta mañana en la Plaza. El libro que llevábamos años esperando y por fin podemos ojear y hojear antes de leer con deleite, pues a buen seguro estará bien escrito. Lo firma Francisco Morales Izquierdo, y no en vano se trata del trabajo con que obtuvo el Grado de Salamanca el 3 de mayo de 2006 y del que parte para alumbrar su tesis doctoral.
Sin duda dos grandes deudas pendientes los estudios de la Vera Cruz, como templo y como cofradía, en el repertorio artístico y el devenir histórico de Salamanca. Morales se ha propuesto saldarlas y obras son amores. Horas de archivo, de observación y de cavilaciones dan su fruto. Lo recuerdo (y aquí lo traigo) encaramado a las escaleras en la capilla, consultándome qué me parecía aquella forma misteriosa de ese escondido medallón en la secuencia litánica: ¿Turris eburnea?, ¿Domus aurea? Hoy leo sus conclusiones. La estación de paso de su estudio concienzudo acerca de lo que para mí no es sólo un monumento y para él tampoco.
Una cofradía. Cinco siglos de historia. Miles de personas que han pasado por ella y con ella han anunciado la alegría de saberse amados por el Señor. "A todos los cofrades, a los que fueron, a los que son, conocidos y anónimos, constructores de cinco siglos de historia desde el Amor a Cristo y a Su Madre". Dedicatoria plena y auténtica la de Morales. Amor recíproco el de Dios y los hombres: tan inmenso el Suyo, tan débil el nuestro.
En torno al extenso trabajo de Morales, el primero que afronta el estudio de la Vera Cruz, contamos en recientes fechas con brillantes aportaciones al calor del Quinto Centenario. Por un lado, las que originó la exposición "Lignum Crucis" y su catálogo, coordinados por Raúl Velasco Morgado, que precisamente asumió el estudio del antiguo Hospital de la Cruz. El propio Morales avanzó parte de su trabajo, que era inédito todavía, y Margarita Hernández Jiménez arrojó luz sobre el vasto patrimonio documental de la Cofradía. El Profesor Casaseca y otros de la Universidad de Salamanca elaboraron las fichas de las piezas expuestas, tarea en la que también colaboraron Virginia Albarrán, Margarita Estella y el Padre Ceballos. Fueron meses apasionantes. Otro proyecto de los incluidos en el programa conmemorativo, el congreso "La Cruz, manifestación de un Misterio", sirvió para exponer tres trabajos sin duda relevantes: el de Fco. Javier Blázquez Vicente acerca de la importancia de la Vera Cruz en la historia de la ciudad, el de Raúl Román Sánchez sobre los diferentes estatutos y reglamentos por que se ha regido la Cofradía y el de Antonio Santos García, que se aproximó a la música a lo largo de la trayectoria de nuestra hermandad. A Dios gracias también han sido editados por la Universidad Pontificia. En definitiva, podemos ser optimistas, ahora que por fin la Vera Cruz, y espero que por extensión la Semana Santa de Salamanca, parece que son concebidas como objeto de estudio. Futuros trabajos, tanto sencillas monografías como obras colectivas más ambiciosas, nos ayudarán a comprender mejor lo que celebramos, dónde lo hacemos y por qué así. Tuvimos imprenta y ahora ya, por fin, tenemos un libro como Dios manda.
Sin duda dos grandes deudas pendientes los estudios de la Vera Cruz, como templo y como cofradía, en el repertorio artístico y el devenir histórico de Salamanca. Morales se ha propuesto saldarlas y obras son amores. Horas de archivo, de observación y de cavilaciones dan su fruto. Lo recuerdo (y aquí lo traigo) encaramado a las escaleras en la capilla, consultándome qué me parecía aquella forma misteriosa de ese escondido medallón en la secuencia litánica: ¿Turris eburnea?, ¿Domus aurea? Hoy leo sus conclusiones. La estación de paso de su estudio concienzudo acerca de lo que para mí no es sólo un monumento y para él tampoco.
Una cofradía. Cinco siglos de historia. Miles de personas que han pasado por ella y con ella han anunciado la alegría de saberse amados por el Señor. "A todos los cofrades, a los que fueron, a los que son, conocidos y anónimos, constructores de cinco siglos de historia desde el Amor a Cristo y a Su Madre". Dedicatoria plena y auténtica la de Morales. Amor recíproco el de Dios y los hombres: tan inmenso el Suyo, tan débil el nuestro.
En torno al extenso trabajo de Morales, el primero que afronta el estudio de la Vera Cruz, contamos en recientes fechas con brillantes aportaciones al calor del Quinto Centenario. Por un lado, las que originó la exposición "Lignum Crucis" y su catálogo, coordinados por Raúl Velasco Morgado, que precisamente asumió el estudio del antiguo Hospital de la Cruz. El propio Morales avanzó parte de su trabajo, que era inédito todavía, y Margarita Hernández Jiménez arrojó luz sobre el vasto patrimonio documental de la Cofradía. El Profesor Casaseca y otros de la Universidad de Salamanca elaboraron las fichas de las piezas expuestas, tarea en la que también colaboraron Virginia Albarrán, Margarita Estella y el Padre Ceballos. Fueron meses apasionantes. Otro proyecto de los incluidos en el programa conmemorativo, el congreso "La Cruz, manifestación de un Misterio", sirvió para exponer tres trabajos sin duda relevantes: el de Fco. Javier Blázquez Vicente acerca de la importancia de la Vera Cruz en la historia de la ciudad, el de Raúl Román Sánchez sobre los diferentes estatutos y reglamentos por que se ha regido la Cofradía y el de Antonio Santos García, que se aproximó a la música a lo largo de la trayectoria de nuestra hermandad. A Dios gracias también han sido editados por la Universidad Pontificia. En definitiva, podemos ser optimistas, ahora que por fin la Vera Cruz, y espero que por extensión la Semana Santa de Salamanca, parece que son concebidas como objeto de estudio. Futuros trabajos, tanto sencillas monografías como obras colectivas más ambiciosas, nos ayudarán a comprender mejor lo que celebramos, dónde lo hacemos y por qué así. Tuvimos imprenta y ahora ya, por fin, tenemos un libro como Dios manda.
8 comentarios:
Veo que no soy el único privilegiado en tener el proverbio hindú de Willy.
Muy interesante el libro y esperemos que la gente se de cuenta del maravilloso arte y la maravillosa historia que tenemos en la Vera Cruz.
Los reparte a "los elegidos" ;-) No se ama lo que no se conoce, así que a seguir conociendo lo mucho y bueno que compartimos y que nos han legado los cofrades que nos precedieron, para ponerlo y ponernos al servicio de todos.
Francisco Morales fue compañero de Facultad. Le recuerdo siempre como un alumno aventajado, más juvenil que muchos de nosotros. Qué gran trabajo el de Paco sobre la ermita de la Vera Cruz.
Este Tío Willy es todo dulzura con los caramelos...y los exámenes de semana santa, o cine, o tetro a los que nos acostumbra en cualquier día y hora de paseo por Salamanca, a la que tanto quiere.
Un abrazo, Tomás.
Va conquistando sobrinas y sobrinos por las calles. Un encanto de hombre.
De obligada lectura, por supuesto, ya permanece a la espera para ser ojeado, pues hojeado lo ha sido hace un momento.
Cordialmente,
Félix
A ver si esta misma tarde me lo puedo comprar que ya lo he visto en una librería. Después, estas cosas se leen de un tirón.
Un fuerte abrazo.
Un texto para leer, para consultar y sobre todo para llevarse a la Capilla de la Vera Cruz a modo de lazarillo.
Es nuestra casa. Gracias por su historia, piedra a piedra, siglo a siglo.
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