miércoles, 30 de abril de 2008

That is the question

Anoche descubrí en el Liceo, gracias a un nuevo martes en los ciclos de la Filmoteca Regional, el Hamlet de Kozintsev, estrenado en 1964. No imaginaba una versión soviética del clásico de Shakespeare y desde ahora mismo la recomiendo, como la banda sonora de Shostakovich accesible en youtube. En el Castillo de Elsingor la ambición se vuelve mortal veneno para usurpar la corona: Something is rotten in the state of Denmark. El príncipe Hamlet hermana el juicio y la locura para sembrar venganza, una errónea interpretación de la justicia. El amor adopta diversas formas, todas ellas tan románticas como destructivas. La muerte campa a sus anchas y la pequeñez humana acepta, ignorante, su desafío. La calavera de Yorick plantea preguntas a las que sólo responden duelos a espada y sepelios solemnes, lánguidos y humanos soliloquios. To be or not to be.

6 comentarios:

Félix dijo...

No sé por qué, pero siempre que hablan de Hamlet se me viene inmediatamente Segismundo, en su encierro, y su soliloquio. Será por esto último. O quizá por su referencia al bruto. O a los privilegios que algunos adquieren simplemente por nacer y que él piensa no gozará jamás. No sé, pero, en cualquier caso,... la duda. Y eso sí es Hamlet.
Cordialmente,
Félix

Lucano dijo...

Soñar, morir. Morir, soñar. También yo pensé en Calderón. El destino o la Providencia. Luchar o esperar. La duda. Pensar, siempre pensar. Existir.

Lola dijo...

Tomás, pues Hamlet cinematográfico me quedo con el de Kenneth Branagh, el irlandés. Peliculón.

Aprovecha los martes de la Filmoteca. A mí me toca currar. Sigh.

Anónimo dijo...

Mi infancia estuvo tocada por la adaptación Disney de la obra de Hamlet: "El Rey León". Los profundos monólogos del malvado Scar hicieron que, algunos años después me acercara al verdadero Shakespeare. Me encanta que recordeis aquí a Segismundo, el profundo sueño de la muerte resulta el macabro director de orquesta en la ficción y en la vida real. La existencia de la realidad se ve burlada por la psicosis ónírica, tan "real" como la vida misma y el cine, por otra parte, resulta tan burlón para este concepto como cualquier otra ilusión óptica. ¡Lábil cerebro! ¡Maravillosa alma!

Lucano dijo...

Lola, intentaré ver la de Branagh. Gracias por el apunte.

Asklepieia, más allá de los sentidos y la razón aún nos esperan caminos. Tan reales. Tan ciertos. Sólo que se nos escapan ahora, se refugian en el sueño. Son vida. ¡Hasta pronto!

Ana Pedrero dijo...

To be siempre. Aunque a veces duela tanto.