
Al paso de Jesús Sacramentado se presentaba a los niños implorando larga y venturosa vida para ellos. Deteniéndose por un instante en el altar engalanado para la ocasión, el Señor impartiría su amorosa bendición sobre esos pequeños vestidos de blanco y esas madres tocadas con negro velo. La cera y las flores, quizá también algún canto popular, enmarcaban el sencillo gesto del Jueves de Corpus.
Hoy aún conservamos la procesión del Santísimo Sacramento, presencia real de Dios por las calles de nuestros pueblos y ciudades. Alfombras de flores la acogen devotas, terrazas de domingo la advierten indiferentes, comitivas de turistas se la topan curiosas. Pasa Dios entre los hombres entre miradas diversas. Pasará en este Corpus, pasará el primer domingo de junio cuando la Vera Cruz lo lleve por el Campo de San Francisco, y cada día pasa. Algunos le dan la espalda, otros se sienten interpelados. Pero Él pasa para quedarse, y a su paso recuerdo la fotografía del 54, cuando en blanco y negro buscaban unas madres, como mi abuela, la bendición de Dios para su hijos, como mi padre.
4 comentarios:
Pasa Dios por nuestras vidas, pero Él solo llama, no se impone. Tengamos la mesa puesta en el corazón por si llega temprano. Allí nos veremos, el el Campo de San Francisco.
Preciosa fotografia y precioso texto. Dios no pasaba, estaba allí, entre los niños vestidos de blanco que lo esperaban en torno al altarcico.
Mil besos.
Niños bautizados y en gracia divina. Madres temerosas de inciertas circunstancias y un pasado reciente atosigando cualquier futuro. Dios, presente en las calles, derrama su bendición sobre los niños y también sobre las madres. Indulgencias que pocos han sabido mantener y conservar aunque la tradición siga ahí. Y el testimonio gráfico también.
Cordialmente,
Félix
Pasa, se queda y bendice. Como este domingo en el Campo San Francisco. Espero veros allí y entonces, para que pase, se quede y nos bendiga.
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