sábado, 3 de mayo de 2008

A los cuatro vientos

Quise y pude estar en Cuatro Vientos. Y estuve allí. Fue hace cinco años ya, cuando todavía tenía veinte. Era 3 de mayo, sábado como hoy. Un sábado caluroso en la explanada del aeródromo madrileño donde Juan Pablo II, en el que se presumía su último viaje apostólico a nuestra nación, quería reunirse con "los jóvenes de España, jóvenes llenos de sueños y esperanzas, los centinelas del mañana, el pueblo de las Bienaventuranzas, la esperanza viva de la Iglesia y del Papa". Quiso venir por última vez a rezar con nosotros y por nosotros. Habló poco y dijo mucho. Con claridad. Con seguridad. Testigo de esperanza para que diésemos confiada razón de la nuestra. Un anciano enfermo para que la juventud española alimentara con su testimonio el futuro de la humanidad entera. A los cuatro vientos la alegría de sabernos amados por Cristo, a cuya causa "vale la pena" entregarse. Las ideas de su Evangelio, que "no se imponen", sino que "se proponen". Habló poco, pero dijo tanto...

Mi gorra de peregrino, cinco años después, me sigue diciendo cada día muchos nombres, que son algo más que una rúbrica o un breve mensaje. Los nombres de los jóvenes de mi parroquia, San Marcos: Jesús, Isa, Sergio, Marién... Los nombres de Elena y Laura, que son Elena Cuatro Vientos y Laura Cuatro Vientos y desde entonces azules convencidas. Los nombres de otros azules que ya lo eran y también encontré en la explanada: Estela, Carlos, Mar. Los nombres de quienes me firmaron en la Facultad, compartiendo las experiencias, pues ellos viajaron con sus diócesis: Isa con la de Cuenca, Rafa con la de Zamora.

Aún conservo, con primor, recortes de prensa, hojas de oraciones, el libro del peregrino, la acreditación que os muestro... Y recuerdo con nitidez las horas en Cuatro Vientos, las músicas y reflexiones, los manguerazos de los bomberos para combatir el calor, aquel mejicano al que sentó fatal una horchata, los bocatas y las mochilas, las banderas y los cánticos, el momento de la llegada de la Cruz, y después la de Juan Pablo II (estuve a unos tres metros del Papa-Móvil), la oración común, el atardecer, el regreso al autobús mientras un coro de andaluces entonaba el Ave María y nos unimos a sus voces... Pensé que no disfrutaría tanto, que la multitud (fuimos setecientos mil) me agobiaría, o restaría intimidad y autenticidad a la vigilia, que tendría más de espectáculo de masas que de encuentro religioso, pero fue al contrario. Fuimos todos uno pero sin dejar de ser nosotros. Para poder ser testigos, antes testigo. Sin confundirnos. Porque el Señor pastorea todo el rebaño pero conoce y ama a cada una de sus ovejas.

8 comentarios:

El Justiciero de la Dalmática dijo...

Por aquel entonces yo tenía 13 años, pero aún así conservo muy buenos recuerdos de aquella visita que viví desde la tele de mi casa.

Lucano dijo...

Por ahí debo tener los vídeos de Cuatro Vientos y de la Misa de las canonizaciones en Colón. Tiempo tendremos de compartir, en vivo y en directo, algún encuentro presidido por el Santo Padre. ¡Un abrazo!

Félix dijo...

Hace cinco años yo ya había dejado de ser oficialmente joven hacía tiempo. Pero no por ello me desentendí de aquella visita, como no lo hice de otras reuniones de los jóvenes con el Papa en distintos lugares del planeta. O las familias, o los pueblos. Pero, seguramente porque entonces sí me podía considerar joven hasta en el DNI, la visita que recuerdo con más cariño y más cercana fue la de 1982 a estas tierras teresianas, cuando el Totus Tuus dió la bienvenida al Testigo de Esperanza. Entonces, yo también estuve a unos metros del papamóvil. Del primer papamóvil.
Cordialmente,
Félix

Anónimo dijo...

VIVA JUAN PABLO II!!! JUAN PABLO AMIGO, ESPAÑA ESTÁ CONTIGO!!!
Que alegría inmensa recordar aquel encuentro con el Papa, "el dulce Cristo en la Tierra" con su juventud... cuántas cosas transmitió a los corazones de los que estábamos allí...(y que tenemos el deber de mantener vivas en el alma, que si no menudos centinelas...)qué fuerza, qué alegría (de la que no se enturbia por cosas de ste mundo)..., UN SANTAZO...y bendita afonía que me duró una semana...
Un beso y hasta pronto R1

Isa (Cuenca, aunque ya salmantina adoptiva):)

PD1: Mi acreditación y un cartel de la visita penden orgullosos de mi corcho estudiantil. Recuerdos inseparables.

PD2: VIVA EL PAPA BENEDICTO XVI!!!

Lucano dijo...

Félix, debió ser muy intenso aquel otoño de la primera llegada de un Papa a nuestras tierras. Según contaban el séquito papal quedó agotado pues a duras penas lograba seguir el ritmo de Wojtyla.

Isa, ya conquense y salmantina por igual, mi recuerdo diario es la gorra, con tu firma y unas cuantas más. No sé qué asignatura estábamos subrayando en la biblioteca cuando me dejaste tus palabras allí. ¡Hasta pronto! Un beso.

Anónimo dijo...

Como bien dices yo tambien estuve alli, al igual q estuve unos años antes en Roma, en el 2000.
Puestos a quedarme con uno, me quedo con Roma, al ser la primera vez se vive de una manera mas intensa, aunq siempre se vive con intensidad

Lucano dijo...

¡Es que tú ya sabías de qué iba esto! Seguro que incluso fue más el calor del Jubileo en Tor Vergata, porque el "Ferragosto" romano...

Vitote dijo...

Qué cariño le tenía yo al bueno de Juan Pablo...

A cuidarse