domingo, 20 de julio de 2008

Sine dominica non possumus

Hay domingos y domingos, pero siempre son Domingo y fiesta de guardar. Hay domingos de Liga y de Tour, de huerta y de autobús, de Vera Cruz y de San Marcos, de novia y de soledades. Hoy ha sido un domingo de segundas opciones, pero ante todo Domingo, sin el que vivir no podemos, como tan hermosamente confesaron aquellos mártires de Abitene hace diecisiete siglos. Murieron privados del Domingo y ganaron con su sangre el Domingo eterno, "el domingo sin ocaso en el que la humanidad entera entrará en tu descanso" que rezaba esta mañana Don Fernando en el prefacio de nuestra Misa parroquial, asamblea circular que ha celebrado la Pascua de cada semana, para coger fuerzas que perder luego, para entender por qué si hoy es Domingo no es un día cualquiera con nombre al uso. No se hizo el hombre para el Domingo, sino el Domingo para el hombre, porque es "el día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal". Es el día del Señor, de su alegre victoria, y sin el Domingo no podemos vivir.

De la celebración dominical se nutren los días de la semana con sus nombres y sus noches. Sobre el Altar ponemos los frutos de la tierra y de nuestro trabajo, de la Palabra escuchada sacamos nueva semilla y en la Asamblea de hermanos encontramos la familia que es enviada a la tarea universal de la misión. Es el Domingo como la estrella que más alumbra, que sirve para contar el tiempo y delimitar el espacio, a modo de eje cronológico y geográfico. Domingo de ritmos y cadencias, que con línea imaginaria se une al anterior y al siguiente: el Domingo de Ramos, el de Rioseco, el de las casetas, los del cuarteto, el posterior al MIR, el de Toledo, el del partido contra Italia, el del Naranco... Y este Domingo más escueto y solitario de tanto calor que siendo tan distinto es tan igual, y siendo tan triste es tan alegre. Un Domingo callado y distante, febril y apagado, sin el que tampoco podríamos vivir.

5 comentarios:

Vitote dijo...

¿Y qué me dices de los sábados de Freire en cinco segundos con el corazón en la mano?.

Yo hoy fuí a la iglesia de mi pueblo( cosa que llevaba tiempo sin hacer) y me fuí porque no teníamos cura...para una vez que voy...que puntería.

A cuidarse

Félix dijo...

Domingo de descanso y de renovación, para ser grano y no cizaña. Qué momentos de tranquilidad reflexiva que nos dejan poso para toda la semana. ¡Y algunos se lo dejan pasar!
Cordialmente,
Félix

Lucano dijo...

Vitote, entonces tendréis que hacer los domingos "celebraciones a la espera de presbítero", y después a ver cómo nos engañan al pobre de Egoi Martínez camino de Prato Nevoso. Siempre nos quedarán Alpe D'Huez... y París, claro, donde ha de vencer Freire.

Félix, para ser levadura que haga el resto una vez metidos en harina de la semana. El viernes haremos fiesta otra vez, por nuestra cuenta ;-)

CNTRPLT dijo...

Yo también echo de menos todos esos domingos tan especiales y esperados a lo largo de la semana. Ya no hay ni fiebre ni soledad.
Un beso.

Lucano dijo...

Anda que no nos quedan domingos...