miércoles, 23 de julio de 2008

Victoria creíble, ¿verdad?

Esta tarde, después de recuperar durante toda la mañana las horas de sueño perdidas en una sustanciosa guardia (sería una larga historia), no corría peligro de quedarme traspuesto en el sofá, así que puse La Dos y me enganché al Tour. La segunda etapa que seguía con interés este año, tras Prato Nevoso. Era la de Alpe d'Huez, mítica cima de la que, según decían, quien sale de amarillo gana el Tour. Induráin cumplió con la máxima en cuatro de sus cinco victorias en París (en la otra no se subió) y Delgado salió de amarillo dos veces, ganando sólo la segunda: cosas del "periquismo" que aún profeso. Antes de Alpe d'Huez se habían ascendido el col de Galibier y la Croix de Fer, otros dos puertos de toda la vida, clásicos de etapa reina que decide la carrera. Por tanto, aunque no hubiera habido mucha batalla, las piernas en esta tercera semana no iban a estar para alardes en la última subida. Había que atacar de largo si se querían obtener diferencias de tiempo relevantes para la clasificación general o en los postreros kilómetros simplemente para el triunfo parcial. Carlos Sastre, abulense de El Barraco, optó por lo primero y sirvió el espectáculo. Apenas hizo amago de seguirle Menchov, sin lograrlo, y ya teníamos al cuñado de Chava Jiménez q.e.P.d. en la tête de la course ganando metro a metro segundo a segundo sobre el groupe Maillot Jaune de los hermanos Schleck, Frank y Andy (los luxemburgueses dignos sucesores de Charly Gaul, "el Ángel de las Montañas", rival de nuestro Bahamontes, "el águila de Toledo": el periodismo deportivo ya no sabe elegir apodos), Evans, Valverde y cía. Se desabrochó la camisola, se entregó en cada rampa, se abrió hueco entre banderas que coloreaban "la montaña de los holandeses", se ciñó a una cadencia de pedaleo constante y rotunda, hasta que fue pasando una tras otra las veintiún célebres curvas de Alpe d'Huez en pos de la meta. Y se vistió de amarillo para soñar con París, porque si Sastre se parece algo a Perico por lo menos tenemos un cincuenta por ciento de posibilidades. A esta hora descansa, recupera el aliento, piensa en cenar un poco de pasta y ensalada y aguarda con ansia el masaje previo a echarse a dormir. Sin más. Sin otras rutinas ni fórmulas secretas. Sin trampa ni cartón. Porque prefiero creer en su victoria y olvidar todo lo negativo que me sugiere la palabra "positivo" (Heras, Moisés Dueñas, Landis, Rasmussen, Vinokourov, Hamilton, Santi Pérez, Virenque, Riccó, Beltrán... me dejo muchos, por desgracia), y contar con Carlos los kilómetros que no dejaron contar a Alberto como hizo, de amarillo, el año pasado por estas fechas. Contador de kilómetros y Sastre de los Alpes, en los que todavía creemos quienes pueblan las cunetas, multitud venida de toda Europa (siendo miércoles) que pinta la carretera con el nombre de los esforzados de la ruta, y quienes encendemos la televisión a la hora de la siesta, en busca de un brillante espectáculo deportivo. Ojalá el ciclismo vuelva por donde solía y "positivo" nos suene bien, como debiera, a victoria de escalador español en el Tour, atacando de lejos y levantando a la afición en cada demarraje.

4 comentarios:

Félix dijo...

La pena es que entre unos cuantos han embarrado tanto este deporte que cuesta pensar que lo que se logra con mucho esfuerzo, en este caso el éxito de Sastre, no esté también en duda. Eso es lo que me pasó con Moisés, que una magnífica etapa vino acompañada de toda la gendarmería para llevárselo sin contemplaciones. Espero que lo de Carlos Sastre no suponga decepción y que, a pesar de tener sólo 1:34, le veamos emocionarse con el himno del chunda-chunda en los Campos Elíseos el domingo.
Por lo demás, hacía tiempo que no disfrutaba con una etapa del Tour como la de ayer. Lástima que Alberto Contador no haya podido contribuir al espectáculo.
Cordialmente,
Félix

Anónimo dijo...

Esperemos q sea victoria creible de verdad, y no nos pase como el año pasado por estas fechas, cuando hablabas de Contador y su lucha con Rassmusen, donde tambien nos emocionamos y pocos dias despues saltaba la noticia, Rasmussen expulsado del Tour
Confiemos en Sastre, ciclista de toda la vida.

Lucano dijo...

Confiaremos en él, en Contador para la Vuelta y en el ciclismo para las tardes de julio de las próximas décadas, que tenemos que ver muchas proezas en Alpe d'Huez.

Lucano dijo...

Y Sastre lució el amarillo enmarcado por el parisino Arco del Triunfo. Séptimo español vencedor del Tour, que en los tres últimas ediciones se ha venido a España. ¡Creíbles victorias! ¡Verdad!