miércoles, 3 de septiembre de 2008

Amnistía, que no amnesia

La noticia, limpia del cortejo de opiniones encontradas que ha suscitado, es que un juez de la Audiencia Nacional ha pedido a múltiples instituciones (ayuntamientos, universidades, la Iglesia...) que le proporcionen el nombre de personas desaparecidas durante la Guerra (in)Civil y años posteriores, dentro de la represión política que se produjo. Pretende, al parecer, elaborar un censo de los que permanecen en paradero desconocido, la inmensa mayoría muertos que descansan en fosas comunes (no creo que esto impida su descanso). La tarea se supone ardua e inabarcable tantas décadas después, y quizá más propia de un equipo de historiadores y archiveros que de un magistrado y sus colaboradores. Se desconoce qué tipo de sumario o causa podrá instruir una vez reunida la cuantiosa información solicitada, porque uno lee el artículo primero de la Ley de Amnistía de 1977 y no hay lugar para la duda en lo que el Rey sanciona tras ser aprobado por las Cortes: "Quedan amnistiados todos los actos de intencionalidad política, cualquiera que fuese su resultado, tipificados como delitos y faltas realizados con anterioridad al día quince de diciembre de mil novecientos setenta y seis". El resultado fue en muchos casos la muerte de las personas. La intencionalidad, en apariencia política. Si el juez logra demostrar que alguna de esas "desapariciones" obedeció a otra intencionalidad (revanchismos familiares, venganzas, usurpaciones...), encuentra al culpable y lo juzga, habrá cumplido con la ley si es que esos delitos no prescriben, porque pasados casi setenta años... Si, por el contrario, dedica esfuerzos ingentes y desatiende asuntos urgentes para completar una inmensa lista de delitos amnistiados, fuera de su alcance, es como para pensar que este juez no busca sino una notoriedad que no viene a cuento. No sé si la ley del 77 hizo justicia a las víctimas, pero sí que este proceso no parece capaz de juzgar a los verdugos. Me parece admirable que quien lo desee busque en las fosas comunes los restos de sus antepasados, los encuentre y dé sepultura cristiana o la que estime oportuna, pero la mejor manera de honrar su memoria es que España mire al futuro, aprecie el valor de sus vidas y rehuya el duelo fraticida que a algunos parece seguir resultando demasiado tentador y a mí, de vez en cuando, me asusta. No hablo de olvido, sino de perdón.

8 comentarios:

Félix dijo...

Hay quienes (ellos sabrán por qué) se pasan la vida mirando hacia atrás, perdiéndose todo lo que queda por delante. ¿Merece la pena?
Seguramente, el único que, al final, saque tajada de todo esto, sea el juez. Aunque sólo sea la foto (¡maldita megalomanía!).
Cordialmente,
Félix

Vitote dijo...

Sinceramente, no me parece trabajo para un juez, pero también es cierto que la administración ha hecho una ley de memoria histórica que iba en un principio más dedicada a este tipo de menesteres que a las famosas estatuas de Franco( las que yo no quiero que retiren, para que nunca se olviden los errores del pasado y no se vuelvan a cometer) y al final se ha quedado en papel mojado. El señor Garzón es un cazaportadas, pero quizás las familias de los desaparecidos( como tú bien indicas, la mayoría de las veces más motivadas por las rencillas personales y económicas que por las ideas políticas) necesiten a un cazaportadas para que la administración se acuerde de ellos. Todo fallecido tiene derecho a un entierro digno, ya sea rojo, azul, utu o tutsi.

A cuidarse

Alberto dijo...

Estos temas son tan complicados... Si se investiga se abren heridas, si no, lo cierto es que mucha gente sigue pidiendo justicia. ¿Quién tiene la razón? Lo cierto es que uno ve que se está haciendo política con este asunto. Y se podría hacer muchas cosas: justicia, historia... Pero no política. Y cuando leo y oigo hablar de fascistas... ¿pero en qué año vivimos? Se vuelve a ver el odio y el rencor que cuentan nuestros abuelos. No vamos bien, no vamos bien.

Lucano dijo...

Félix, megalómano es un rato largo, así que por esto eludo nombrarle ;-)

Vitote, por desgracia en nuestra España a menudo se hacen leyes de difícil cumplimiento o se incumple lo elemental por falta de leyes. Andamos faltos o sobrados de memoria, según nos convenga, pero siempre escasos de sentido común.

Conchero, el caso es que los abuelos no lo olvidaron pero lo perdonaron, y sin embargo algunos nietos se obstinan en reabrir las cicatrices. Deberíamos ir mejor, claro.

Ana Pedrero dijo...

Localizar los restos de los tuyos y darles sepultura allá donde quieras no tiene por qué ser utilizado con fines políticos, porque en este país nuestro todo el mundo quiere sacar tajada y eso es lo que realmente da asco.

Personalmente, lejos de las
valoraciones tremendistas y del alarmismo que se le está dando a este hecho, me parece de justicia, de moral y caridad. Sin rencillas.

Un beso.

Alberto dijo...

No tendría, pero lo es. Ya lo ha dicho hoy el Ministro de Justicia: Van a poner las cosas en su sitio. Y ese señor habla de política, a pesar de que él sea un hijo de un falangista. Pero cuando se tiene el poder, se tiene.

Jetlag-Man dijo...

Hola Tomás: Precisamente venía yo de publicar una entrada dedicada a estos, cuando Davidiego me ha recomendado tu blog. Muy interesante. Volveré con más calma.
Saludos

Lucano dijo...

Bienvenido, Ramón, y ahora me sumerjo en el tuyo. Un abrazo.