sábado, 13 de septiembre de 2008

Enseñar las ciudades

Aunque hay fines de semana que nunca resultan suficientemente largos por mucho que se prolonguen con deliciosos lunes al sol, y se sucedan las citas de obligación y/o devoción que pueblan la agenda, siempre hay tiempo para enseñar Salamanca. Apenas una aproximación, un corto paseo, un aperitivo, ha sido esta mañana con las santanderinas Paloma y Raquel, que recordaban entre brumas un viaje en la infancia a Salamanca. Enseñarla es placer del que disfrutamos como de pocos placeres los salmantinos, a medio camino entre la justificada presunción y la naturalidad con que deambulamos por las calles/pasillos hasta desembocar en la Plaza Mayor/sala de estar. La capilla dorada en vísperas de su día grande, los amplios templos de toda época, los patios para mirar y los claustros para callar, la frondosidad del amor trágico y la rudeza del humor pícaro, las escuelas quietas y los escolares en ebullición, la ciudad en ferias que se viste para que la desnudemos, como Paloma y yo nos hemos propuesto aprender a hacer con la Zamora que nos acoge desde este verano. Pocos placeres a la altura de mostrar lo que se conoce y se ama.

6 comentarios:

Alberto dijo...

"Mostrar lo que se conoce y ama" Me ha gustado mucho este frase. Tal vez el hecho de compartir algo que es tan nuestro como de todos, compartir la belleza, la historia, el arte, lo que hemos heredado... Sí, tienes razón, no deja de ser un gusto exquisito.

Un abrazo.

davidiego dijo...

espero que hayáis subido a Ieronimus para ver la ciudad desde perspetiva cigüeñil.

desde el rápido, con la R2 más lenta, un saludo.

Lucano dijo...

Alberto, tú eres de los que disfrutas de esa exquisitez. Espero que me sigas desvelando Zamora.

David, ellas creo que subieron después, o al menos la recomendación la hice, que sentirse cigüeña por un rato es muy recomendable, claro que sí.

Félix dijo...

Lo mejor de enseñarla es que la volvemos a ver. La miramos, la descubrimos según se la contamos a los demás y nos sorprendemos de encontrar un rincón nuevo, una cornisa diferente, un detalle... Siempre nos queda un trozo de Salamanca por descubrir.
Cordialmente,
Félix

Ana Pedrero dijo...

Seguiremos mostrando lo que amamos. Lo disfrutaremos, lo compartiremos. Un beso.

Lucano dijo...

Es cierto, Félix, siempre tiene que enseñarnos algo viejo que nos resulta nuevo, o algo nuevo que ya parece de toda la vida. Esta Salamanca... para disfrutar y compartir, como dice Berrendita.