sábado, 18 de octubre de 2008

Javier

A Javier, que vio la luz el domingo pasado, sus padres y abuelos ya le quieren como a todo recién nacido. Se entregarán para que nada le falte, para que crezca en un ambiente de amor y cariño y sea feliz. Igual que hicieron con Andrés, su hermano mayor, de seis añitos. Lástima que Andrés padezca una enfermedad de la sangre, la conocida como beta talasemia major, una suerte de anemia que le hace someterse continuamente a paliativas transfusiones de sangre. El tratamiento curativo pasa por probar un trasplante de médula ósea recurriendo a las células compatibles de algún familiar. Los médicos buscarían en su entorno sin hallar el donante que Andrés necesitaba, con lo que la esperanza se iba a reducir a que un hermanito suyo pudiera donarle la salud, o al menos intentarlo, pues nada en Medicina es totalmente fiable. Esperamos todos que Javier, además de recibir todo el amor de los suyos, signifique también la curación de Andrés, pues parece ser que sus células son aptas para el trasplante. La alegría es grande en los ultimos días en esa familia desesperanzada, también entre los médicos por la vía abierta a la sanación de Andrés, y casi todos los medios de comunicación y gran parte de las fuerzas políticas no ocultan su regocijo por lo que han llamado "bebé-medicamento" y definen como un notable progreso científico con el que España (algunos se refieren a Andalucía, o Valencia, o su taifa correspondiente) se sitúa en la vanguardia mundial. Sí, pero... yo me pregunto por qué tantas medias verdades para ignorar la realidad. Mis colegas sevillanos de la Reproducción Asistida han hecho un diagnóstico genético preimplantacional, es decir, han fecundado in vitro varios óvulos (seis, ocho, diez, quince, no lo sé) de la madre de Andrés con esperma del padre, los han analizado uno por uno en busca de la compatibilidad y al afortunado por la Naturaleza con esas características, o a uno de ellos si hubiera varios que las reunieran, le han dado la oportunidad de desarrollarse en el seno materno, gozar ahora del amor de sus padres y familiares y ojalá hacer posible la curación de su hermano. Todos hablan de Javier. Pero nadie de los otros cinco, o siete, o nueve, o catorce, o los embriones que fueran, que han sido congelados o destruidos porque no servían para intentar curar a Andrés, o porque servían pero ya otro haría el servicio. Nadie les echa de menos, como tampoco a los miles de embriones a los que sucede lo mismo porque en España se puede asistir la reproducción vulnerando el aforismo que nos enseñaban en la Facultad de Medicina: primum non nocere. Primero, no hacer mal, y si se puede hacer bien, mejor. Al enfermo Andrés se le quiere hacer un bien; a los embriones destruidos o congelados que compartían con él padre y madre, sus hermanos, ya se les ha hecho un mal que casi todos silencian porque dicen que es progreso científico. Como el aborto un derecho ganado, y así un progreso social digno de fiestas-mitín en el puerto, para recibir con alborozo al barco de la muerte. Todavía algunos escapan al discurso del silencio, desde la profesión médica o desde la Iglesia. Tachados de antiguos e inhumanos a menudo, se les suele contestar que no se les obliga a abortar o a recurrir a las técnicas que procuran el nacimiento de un "bebé-medicamento". Nadie mandará abrir las neveras como las fosas. Nadie se planteará por qué nacen tan pocos niños con síndrome de Dawn si esta enfermedad aún no se cura. Nadie juzgará a los odiosos médicos como dioses. Nadie pedirá explicaciones a los políticos que legislaron sin escuchar a quienes dan voz a los sin voz. Veremos qué opina Javier cuando tenga uso de razón y se entere de que nació porque le dejaron nacer. Amará a sus padres, a su hermano Andrés, pero quizá se pregunte algunas cuestiones de difícil respuesta cuando se ha prescindido de principios que garantizan los derechos fundamentales. Primum non nocere.

12 comentarios:

davidiego dijo...

Javier será un niño normal que además tuvo la suerte de salvar a su hermano, a su vez vencedor de una carrera de homúnculos que casualmente se encontraron un día con un óvulo disponible en terreno fértil. Otros no lo consiguieron y se perdieron.

Pero habrá quien prefiera que su hijo muera en sus brazos en vez de sacrificar células. Lo respeto, como otras tantas cosas, como espero que respeten mis cosas.

Quedaría más bonito escribir como lo haces, pero a lo bruto, he salvado la vida de mi hijo sacrificando algo que no sé si algún día llegaría a ser.

Igual de criminal es no fomentar políticas de control de natalidad en países sin recursos o lanzar niños a este mundo que cuando crezcan te van a escupir a la cara o que no sobrevivirán sin el apoyo continuo de terceras personas.

Qué hubiera pasado con aquella chica que se desangró en tu hospital si hubiera tenido la oportunidad de subir a ese barco..

Félix dijo...

Hablamos de eliminar embriones como si de cortarse las uñas o extirparse una espinilla se tratara. Seguramente nuestras conciencias tienen un limitador que las controla dependiendo del tamaño del objeto causante del cargo o desasosiego. Así, nos duele bastante menos, en la conciencia, pisar una cucaracha o eliminar un mosquito que hacerlo con un pajarillo indefenso o un tierno gatito. Así, nos duele mucho menos, en la conciencia, eliminar un grupito de células o embrión que a un desvalido neonato. Quizá por eso, para acallar conciencias, se limita la edad de los fetos a eliminar mediante aborto. Podríamos ampliar ese límite (algunos ya lo andan proponiendo). Incluso, ¿por qué poner límites?, eliminemos a los molestos siempre que nuestras conciencias nos lo permitan. Instauremos la pena de muerte o, mejor aún, eduquemos a los que vayan quedando para que sus conciencias no sientan cargo cuando eliminen a cualquier otro semejante por "necesidad" sobrevenida. Porque siempre habrá alguien que nos haga la vida menos sencilla y lo mejor será eliminarlo, aunque no tenga Síndrome de Dawn. Si ya lo hacían los habitantes de Esparta, ¿por qué no lo va a hacer esta sociedad nuestra?.
Al final, será la conciencia de cada cual la que le gobierne. O no. O será la conciencia de quienes tienen el gobierno la que alcance límites más o menos lejanos en función de la necesidad de votos.
Primum non nocere
Cordialmente,
Félix

Lucano dijo...

David, esa chica que se desangró en nuestro hospital quizá no hubiera muerto. Pero no necesariamente subiéndose al barco, sino mejor habiendo sido educada en la "maternidad responsable" que ayer pregonaba Pilar Bardem en el puerto de Valencia, aunque para ella y para mí no signifiquen exactamente lo mismo, como también tú y yo podemos diferir en algunos conceptos.

Félix, la conciencia de cada cual, puesta a prueba, obrará en consecuencia, con nuestras infinitas debilidades.

davidiego dijo...

Responsabilidad bioética del Médico (Convenio relativo a los Dchos Humanos y la Biomedicina, Oviedo '97):
+ beneficiencia, obligación de hacer el bien y minimizar riesgos.
+ no maleficencia: no hacer daño.
+ autonomía: considerar a todas las personas capaces de tomar sus propias decisiones y respetarlas.
+ justicia: reparto equitativo de los bienes sanitarios.

Más comentarios que días sobre la tierra para determinar dónde empieza la persona, cuándo debería acabar y quién es su dueño. Yo actuaré según mi respuesta a esas preguntas.

No eliminaré embriones, dejaré que crezcan, traeré mis hijos a este mundo para que mueran en mis brazos, todos los que hagan falta, hasta que uno salga libre de la tara genética que le impide sobrevivir en este mundo bello y cruel.

También atenderé a jóvenes desangradas, internaré a sus madres asesinas y enterraré los restos de la carnicería.

Hay muchos elementos que condicionan mi conciencia, si una garrapata pica a mi gatito la aplasto.

davidiego dijo...

Lucano, no defiendo el aborto como solución cualquiera, sino como última cuando los demás recursos han fallado.

Y prefiero mil veces un asesinato en un medio sanitario que no un suicidio con objetos punzantes (perchas, agujas de punto) o fármacos conseguidos quiénsabedónde. Porque lamentablemente esa opción siempre va a existir. Igual que no todo el mundo está capacitado y/o desea llevar una gestación a término para hacer el maravilloso regalo de la vida a quién la desea y no puede optar a ella.

La solución es la educación, en todo.

Un abrazo y a ver si coincidimos.

Lucano dijo...

En efecto, David, sobre cuándo y dónde empieza la persona, cada cual da una respuesta, y sobre ella se asientan las sucesivas. Como la propiedad de la vida, los límites de su dignidad, y tantas cuestiones que van más allá de los consensos y paradigmas, haciendo de cada situación puntual un reto. Gracias por tus reflexiones, compañero.

Lucano dijo...

Otro abrazo, y suerte en el examen de la OPE. Hasta pronto.

Alberto dijo...

Valiente artículo que firmo hasta la última letra.

Por cierto, el caso de Zamora tiene mucho más por detrás de lo que creéis, mucho más que la España profunda que algunos señalan. Y desde luego, el abortadero flotante no era solución. Es más, seguramente la chica que murió nunca hubiera llegado a nacer con la teoría de seleccionar quien debe nacer y quien no.

Un abrazo, Lucano, y felicidades, que hoy es el santo de tu profesión y nick.

Lucano dijo...

En efecto, hoy celebramos a San Lucas, médico de cuerpos y almas, y a su Evangelio. Un abrazo.

Anónimo dijo...

¿un individuo en desarrollo no tiene derecho de autonomía?

Iba a escribir un post sobre este tema y te me has adelantado compañero.

Si los médicos ya nos hemos puesto de acuerdo en algunos temas... ¿por qué girar la cabeza hacia otro lado? El aborto en España es, además de inmoral -según nuesto código de Ética y deontología médicas- ILEGAL.
Ya he hablado sobre la intencionalidad del acto y la responsabilidad ética en otros lugares. La ética consecuencialista no debería tener cabida en la moralidad del siglo XXI. Se trata de eliminar embriones, no células. Una vez el azar escoge qué espermatozoide se une a qué óvulo se crea un embrión único. Ni yo ni nadie podemos asegurar la "humanidad" del mismo o la "animación" como decían los clásicos, pues son conceptos teológicos, pero sí que puedo asegurar con los conocimientos biológicos vigentes que es un INDIVIDUO DE NUESTRA ESPECIE. Según el DRAE un individuo es cada ser organizado, sea animal o vegetal, respecto a la especia a que pertenece) y, por tanto, tiene ciertos derechos inalienables.
No caigamos en errores históricos: los espermatozoides no son "homúnculos", ideas fruto del aimalcultismo del siglo XIX. No son individuos en desarrollo, sino células diferenciadas de un organismo adulto.

El hermano enfermo, siguiendo este razonamiento, no tendría los derechos de un ser completo, puesto que sigue desarrollándose (de ahí que, en la actualidad, se prefiera hablar de biología del desarrollo y no de embriología); sin embargo, la moral natural nos indica que tiene los mismos derechos que un adulto y, aunque eso no ha sido así siempre, no existen argumentos en contra a día de hoy.
Así que, de nuevo advierto: no caigamos en viejos errores conceptuales: la no maleficencia siempre tiene que estar por encima de la beneficencia.

Lucano dijo...

Apareces poco, pero cuando apareces da gusto, Raúl. Un abrazo, y hasta pronto.

Anónimo dijo...

Chapeau, da gusto q alguien sea capaz de dejar constancia con tan buen discernimiento de esta gran verdad q la mayoría de la gente parece ignorar, porque nos ha ganado el miedo al sufrimiento y la sociedad se sube al primer carro q le venden con tal de q lleve flores, no importa de donde vengan...
A veces lo que a primera vista parece un bien, pasa por infringir varias normas "¿morales?" y biológicas.
Da la impresión de q se puede jugar a ser "dioses" cosa q siempre me ha dado mucho respeto, demasiada responsabilidad en pocas manos.
Un abrazo, no cambies.
Alicia