La osadía de pasar siete más siete, catorce horas en el SudExpress, mereció su recompensa en forma de una ciudad tan deliciosa como los escaparates de sus pastelerías. Lisboa, hecha a medida de los golosos y los curiosos, de los que gustamos de pasear y mirar para ver, elevada sobre el pasto de las llamas, el epicentro de los seísmos y la nostalgia de los imperios. Altiva, pero tan sencilla, que enamora por lo oscuro de sus noches y lo luminoso de sus días, recordados para siempre. Arriba y abajo los pasos por las siete colinas que la vieron nacer y la ven renacer con el ir y venir de sus gentes, bulliciosa marea que el Atlántico acuna en el e
stuario de un río que empieza a latir en el corazón de la Iberia. El puente tendido entre el pequeño Portugal y las tierras lejanas que sedujeron a sus navegantes intrépidos, nombrado con el día en que los claveles hicieron la revolución: fue en abril, cuando los sueños se eternizan en realidades. Los arcos robados a la piedra del Monasterio de los Jerónimos, inventados, inverosímiles, sucesivos triunfos del genio brotado de la fe, para hacer de la belleza la mejor ofrenda que los hijos pueden presentar a su Padre. La majestad palaciega de Sintra, que salpica la montaña verde de los reyes lusitanos y en días grises de lluvia vuelve más verdes aún los ojos que la contemplan. Más verdes y más hermosos. La gótica esbeltez de Belém, torre del homenaje a la historia, Tur
ris Fortissima que hermana las aguas dulces y saladas con la sombra de su fortaleza. Los adoquines claros y oscuros de las irregulares aceras, a un lado y otro de las calzadas donde abren brecha los raíles del amarillo tranvía, músico callejero por todas las esquinas. Lisboa, nueva postal para el viejo corcho, nueva inquilina del tercer cajón, cosa boa que hay que mirar para ver, y pasearla para quererla, y probar en la dulzura de los escaparates de sus pastelerías, y en sus douradas grelhadas, y en su vinho verde, que en noches de luna creciente vuelve más verdes aún los ojos que la contemplan. Más verdes y más hermosos.
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14 comentarios:
Me alegra que te gustara. Supongo que la compañía ayudó lo suyo.
Vaya, tu página sigue estando genial, aunque me falte el tiempo para echarle un ojo a todo lo q escribes, pero relaja echarle un vistazo a tus comentarios. Compartir es amar, se nota q te curras el blog, un detalle en falta en los dias q corren. No cambies, caballero, un saludo desde Salamanca, yo mientras pueda de aqui no me muevo. Alice
Sí, ayudó la compañía, y también ayudaron las sugerencias de quienes antes habíais disfrutado de Lisboa. ¡Muchas gracias! Pronto compartiremos escapada.
Alice, qué alegría volver a leerte por aquí y que te guste lo que voy dejando caer.
Vaya, el gótico manuelino. Torre de Belem, etc etc...
Es lo que tiene de interesante, un estilo arquetetónico que el Rey Manuel de Portugal impuso en Bathalla, Coimbra...
Vaya viaje chulo...qué ricos los pasteles,¿no?
Un fuerte abrazo, Tomás.
p.d. Casi no reconozco a Félix en su foto nueva de Doctor...leches, tengo que ir a graduarme sin demora.
Muy ricos, Lola, como precioso el destino. Hasta la vista... te la gradúes o no ;-). Un beso.
Magníficos retazos de un viaje disfrutado, seguro. Espléndido recorrido el que nos dejas compartir con vosotros. ¡No hay nada como unas buenas vacaciones!
Cordialmente,
Félix
Lo bueno si breve... En noviembre tendré más vacaciones. Un abrazo.
¡¡Qué bonito, Tomás!! El viaje, la compañía y esas líneas últimas sobre la mirada verda que se vuelve más verde y más hermosa.
Un beso a los dos.
Lo recogemos y lo mandamos de vuelta ;-) Hasta pronto.
Estos viajes no se pueden olvidar jamás.
Desde el momento de "susto" del tren a las douradas grelhadas, pasando por Parque y Marqués Pombal...y tú, nosotros...La clave de nuestro éxito es que nos lo trabajamos cada día, ¡hasta en vacaciones!
P.D.:No sé si soy merecedora de tales piropos! Ahora a elegir la "D"... Te quiero.
Una lástima no haber podido acompañaros, pero otra vez será. Me alegro de que lo pasaráis tan bien.
CNTRPLT, la D de día a día, con nombre propio. Pensemos. TQ!
Miguel, otra vez será, y espero que pronto volvamos a estar en ruta. Un abrazo.
Excelente retrato de Lisboa.
Espero seguir frecuéntandola para perseverar en el retrato. ¡Bienvenido!
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