sábado, 15 de noviembre de 2008

Lugares

La otra noche me regalé un paseo a solas. Temprano, de seis y media a ocho, pero noche cerrada a estas alturas de un noviembre cuyos San Martines no han traído veranillo y ya marcharon hasta el año que viene. Jueves en Salamanca, que se explica porque fue para mí un día "moscoso" que utilicé para ganar media L, la teórica. Tiempo tuve, como digo, para el paseo en soledad, placer que con pocos se iguala. Descarté la Plaza, otra vez "okupada", y opté por acercarme a la capilla dorada, y desde allí tracé el camino inverso al que tantas veces tomé: Berrueta, Ramón y Cajal, Fonseca, García Tejado. A la derecha, los diferentes cuerpos del viejo Hospital Provincial, hoy residencia geriátrica que conocí en las prácticas de la carrera; a la izquierda, en el teso de San Isidro, los templos iluminados, que desde el teso de San Vicente, en medio de la oscuridad, resultan aún más hermosos. Escaleras abajo, el Campus de los años de estudiante: Biología, Enfermería, Farmacia, Medicina al fin. Entré en la Facultad, escaleras arriba: los tablones de las convocatorias de exámenes, la fotocopiadora de los apuntes de aquella clase imposible de seguir, los rostros conocidos que todavía se pueden conocer mejor. Escaleras abajo: el pabellón Unamuno, el Oviedo, la Clínica Odontológica, el FES, Derecho, la biblioteca de tantas horas de estudio y amistad. El círculo de la nostalgia se fue cerrando al dejar atrás el escenario que hace apenas unos meses era el mío. A la derecha, las Oblatas, donde completé la soledad del paseo con la oración en buena compañía; a la izquierda, el camino del Cementerio, donde esta tarde volveremos a reunirnos para celebrar la esperanza cierta en la Vida que no acaba. Lugares comunes que siempre están para que, en ellos, sigamos siendo.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

El principio y el final son infinitamente bellos... y son ellos, el inicio y el fin de las cosas, los que le dan sentido al contenido de la historia, de cada historia, de la historia de cada uno.
En la soledad y el silencio solemos encontrarnos a nosotros mismos.

Lucano dijo...

Bienvenido, ¿o debo decir bienvenida? Ese reencuentro que cuentas es el que sentí la otra noche, en mi paseo por lugares comunes.

davidiego dijo...

enhorabuena por tu media L.

es curioso, porque transitaste a escasos metros de mis hogares, el primero y segundo con mis padres y el actual, y de mi nueva vida.

Lucano dijo...

Gracias, David. Al pasar por Fonseca me acordé de vosotros, la verdad. Buen barrio el tuyo.

Félix dijo...

Ese escenario, que no fue el de mis años de estudiante pero que hago mío cada día de lunes a viernes, seguro que esbozó una sonrisa al reencontrarte sin apenas haberte llegado a echar de menos. Y, desde él, camino del Cementerio, seguro que seguiremos siendo.
No dejes que se convierta en nostalgia lo que puedes recorrer en cualquier momento como si fuese siempre tuyo.
Cordialmente,
Félix

Vitote dijo...

Vuelve a casa vuelve...la facultad no cambia mucho, pero las caras que contiene sí, cada día reconozco menos.


A cuidarse

PD:4-1...cuando juegan los que tienen que jugar, nadie nos puede parar( ahí queda el pareado jeje)

Anónimo dijo...

Towi!!! (para no variar desde una guardia de urgencias, jeje) Hoy te echo de menos eh!!! jeje. Enhorabuena por esa media L, prontito podrás venir a Pucela en auto.

Me emociono al leerte recordando los momentos vividos por esas calles junto a vosotros, mis amigos. Prontito nos veremos. Muaks

Lucano dijo...

Aplicaré el consejo, Félix. Tienes razón, fue mío y lo sigue siendo.

Vitote, eso me pareció, que todavía no he dado tiempo a que la Facultad cambie: siguen las mismas pintadas en las puertas de los aseos. ¡4-1 y subiendo!

Inma, tú siempre de guardia ;-) Seguro que en Pucela no ponen mala cara cuando tienen que ir a Urgencias.

Anónimo dijo...

Qué majo!!! jejeje. Anda pelotaaa!!! Bueno tranqui, ya no tengo más guardias hasta dentro de 15 días. Y esta semana a Parísss!!!! me acordaré de vosotros, lo prometo, jeje. Muaks

Lucano dijo...

Bon voyage, Inma!