
No me agrada repetirme, ni en contenidos ni en protagonistas, pero no puedo evitarlo. Hasta el lunes no había reparado en Caamaño, es jueves... y ya me recreo en la suerte de la crítica. Como digo, no puedo evitarlo tras oir
esto de su boca. Después han querido matizarlo con una
nota oficial del Ministerio de Justicia, que rectifica y ratifica a un tiempo, o eso me parece a mí. Lo dicho, dicho queda, y lo escrito, escrito está, así que enlazo declaración y nota para que cada cual considere en conciencia. Sí, CONCIENCIA. Porque si el lunes me quejaba de que la libertad religiosa de algunos comenzaba donde acababa la de otros, prescindiendo de la sana convivencia de credos o ausencia de los mismos, hoy me quejo de que la libertad de pensamiento de un profesional de la Medicina termina, o quiere este poderoso gobernante que termine, donde nace un derecho que hasta ahora era un delito: matar a un ser humano (nota aclaratoria para la ministra
Aído: todo ser humano es un ser vivo, pero desde el mismo momento en que empieza a ser). La Medicina se sustenta sobre bases éticas multiseculares, pensadas, reflexionadas, fortalecidas junto al enfermo, enamoradas de la vida, entregadas al hombre, como para que llegue un
okupa de escaño o de ministerio a convertirlas en desobediencia civil tranformando a los médicos en vulgares verdugos sin escrúpulos. Lo que nos faltaba. A esto no lo pueden llamar progreso.
4 comentarios:
Repítete, Lucano, hasta la saciedad si es necesario. A veces, la insistencia es inevitable y se convierte en la única forma de que algo sea tenido presente. Y, en este tema, creo que insistir, por uno o cien caminos, es imprescindible para recordarles, para hacerles saber, que ellos mandan, pero el buen gobierno es otra cosa.
Yo también me repito. Cuenta con mi objeción, ahora y siempre.
Cordialmente,
Félix
Todos los caminos, de esos cien, han de conducir al respeto de las conciencias y a remover aquellas más perezosas. Un abrazo.
Pero es que además lo que dice este señor es mentira, y es muy grave que lo diga un Ministro de Justicia. Porque él sabe o lo debería saber que el derecho a la objeción de conciencia en este caso está regulado, pero además el Tribunal Constitucional explica que dicho derecho también puede ejercerse en el caso que no esté regulado o explícito en la ley. Así que una de dos: o este señor no sabe lo que dice, lo cual es muy grave, o este señor miente y quiere manipularnos, doblemente grave. O mejor, está anunciando cual va a ser la siguiente orden al Tribunal Constitucional.
Ya, es la preocupante crisis de la separación de poderes. Todos se reparten todo. Aunque ese todos son unos pocos y ese todo es mucho.
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