domingo, 9 de agosto de 2009

Detrás de los cristales

Pudo sorprenderme en el campo y, sin embargo, me asomé a su oscura belleza en la ciudad, donde el olor a tierra mojada es menos penetrante pero igual de embriagador. Los truenos proclamaron el toque de queda con su ronco temblor, los relámpagos garabatearon el cielo de arriba abajo y el agua refrescó el asfalto derretido y los cuerpos apagados. Cada cual en su papel. La tempestad se enseñoreó del atardecer, adelantando la hora de las tinieblas y empapando los sueños de esta noche que, con todo, es una noche de verano en la que soñar es lo propio. Saciada su hambre de poder y nuestra sed de belleza oscura, nos dejó la calma de la belleza clara, que también brilla en la oscuridad de la noche si la luna se ha llenado y los sueños se han tenido.

3 comentarios:

CNTRPLT dijo...

¡Si hasta salimos los primeros en las noticias!"Inundaciones en los garajes de los vecinos de Carbajosa de la Sagrada, Salamanca".

Al final me calé "toditos" los pies. Bueno, la tarde dejó buen sabor de boca, ¡el de mi quiche de bacon y calabacines! Hahahahaaaa!!

Un beso desde Barajas, TQ.

Lucano dijo...

Y qué sabor de boca. Lo tuyo con los fogones es verdadero talento. Mmmmm... TQ!

Anónimo dijo...

Y es que lo que cuentas es como la vida misma... Casi siempre podemos elegir en dejarnos sorprender, o en disfrutar de la belleza oscura, oculta diría yo, de las cosas... Pues todo, por único, puede y es bello...
Y al final, cada noche, de verano o invierno, nos espera para forjar nuestros sueños.

Un saludo!

CRISTINA