viernes, 7 de agosto de 2009

Esos locos bajitos

Esta mañana era mi última mañana en Pediatría, después de cuatro semanas que han resultado ¡tan cortas! Aquello es otra historia, un cuento que es la vida misma, el principio de la vida: érase una vez... Si en Neumo, Cardio e Interna llené libretas para anotar pacientes y camas, pruebas pendientes y análisis por ver, en esta última rotación apenas he escrito nada más allá de la evolución clínica o las órdenes de tratamiento. Quizá por esto tenía ya ganas de poner negro sobre blanco, o sobre azul, sus sonrisas arrebatadas a la enfermedad y la grandeza de sus pequeñeces. Las sonrisas de los niños sanos sólo un poco castigados por el rotavirus de turno y las de los niños realmente enfermos, que a veces sólo he querido ver sin conseguirlo. La grandeza de los minúsculos prematuros y la de los sufridos diabéticos. Es el de esta mañana sólo un "hasta el martes", cuando en Urgencias les reciba con el palito de mirar la garganta a punto, y pregunte a las mamás por las vacunas, y les calcule las dosis del Dalsy o del Apiretal. Ya les echo de menos. Suenan así.

4 comentarios:

Alberto dijo...

Has tocado con la mano el inicio de la vida... a veces en su peor faceta, la de la enfermedad. Y ahora ¿a dónde te toca?

Lucano dijo...

El lunes me adentraré en el proceloso mundo de la Nefrología. Seguro que también me gusta.

CNTRPLT dijo...

Siempre tendrás un "to be continued" en forma de dosis de niños en las urgencias, ¿a que sí?

Debe dar mucha pena el ver a criaturas enfermas en el inicio de sus vidas, cuando se supone que lo normal es estar pletórico de salud.

Seguro que ellos tamnoén te echan de menos, ¡es imposible no hacerlo!

Un beso, TQM.

Lucano dijo...

Sí, sí, para dar y tomar. Ahora en verano hay mucha caída de ciclista principiante, mucha otitis de las piscinas, mucha diarrea pertinaz como la sequía... Yo también TQ.