jueves, 8 de octubre de 2009

Duc in altum

Mañana se verá en las salas una película cuyo director ha declarado para definirla: "Denuncia a la gente que en algún momento decide dejar de contrastar ideas, aparca la razón, no hay sitio para el diálogo y recurre al palo. Eso pasaba hace mil seiscientos años y sigue pasando hoy". Después ha señalado quien le entrevistaba en un programa de televisión, tras un pase del largometraje, no sé si aquel en que estuvieron cinco ministros del Gobierno de España: "Los que había a mi alrededor dijeron: ¡Qué hijos de puta que eran los cristianos!". El director aclara que "no va contra los cristianos", sino que "va dirigida a los que hoy ponen bombas, y los cristianos no van matando a la gente por la calle". Es decir, una crítica al fundamentalismo religioso no cristiano actual disparando al blanco del supuesto fundamentalismo cristiano de hace mil seiscientos años. Debió sufrir entonces al escuchar ese comentario tras la proyección, pues no fue: "¡Qué malvados son los talibanes!". Me identifico con la declarada intención inicial de nuestro laureado cineasta y me confieso cristiano, así que no voy a arriesgar, no sea que alguna secuencia, ajena a su deseo y al mío, haga que empiece a titularme de forma tan gruesa y a creerme toda la leyenda negra. Por lo pronto, me alegra haber corregido y editado el comentario primitivo tras escuchar al director, pues algunas fuentes sentenciaban traicionando a la verdad, que es la que nos hace libres. Duc in altum.

11 comentarios:

Félix dijo...

No creo que la vea en las salas y cuando la pasen por alguna cadena de televisión, mi opinión llegará tarde. No obstante, yo, como tú, me confieso cristiano y, aunque habrá quien piense lo contrario, tampoco me considero un hijo de puta. Imagino que haberlos los habrá, igual que entre los ministros, los romanos, los directores de cine o cualquier grupo humano que podamos crear. Lo malo es generalizar, pues, en cualquier momento, quien hace la generalización es susceptible de ser introducido en el saco sin quererlo.
Cordialmente,
Félix

Lucano dijo...

"En tu casa cuecen habas, y en la mía a calderadas". Desde luego que sí. La cartelera de otoño suele ofrecer buenas opciones, veremos.

Lucano dijo...

He modificado la entrada tras conocer nuevas fuentes y poder escuchar realmente lo que sucedió en el programa de televisión al que aludo. Ya me extrañaba un comentario de ese tipo en él.

Wellis dijo...

Yo sí iré a verla. Si puedo, este mismo fin de semana. He visto todas sus películas y algunos de sus cortos.
Pero dejando aparte mi gusto cinéfilo, hay que reseñar que hay una especial 'sensibilidad' en los medios de comunicación para dejar por tierra todo lo que huela a cristianismo.
Es curioso, cuando menos. Luego, escucho a mis hermanos comunitarios que han estado en Bolivia, Chile... y los mismos lugareños te dicen que solo la Iglesia llega hasta el último rincón del mundo. Son los que 'montan' el último comedor, el último dispensario, el último colegio...
Pero claro, decir esto en los medios no venden: 'mola' más criticar y malmeter.
Yo confio plenamente en eso de que 'Bienaventurados seréis cuando, por mi causa, os calumnien...'
Besos a todos y feliz puente del Pilar

Lucano dijo...

Yo me entretuve con "Los otros" y me sentí muy incómodo con "Mar adentro", pero no pongo en duda su talento y versatilidad.

La labor eclesial no "vende", claro. Pero si un día dejaran de funcionar las obras de la Iglesia me temo que se notaría, y mucho. Lo del Estado del bienestar temblaría en sus cimientos. Pero no sólo allá en las naciones hermanas, o en África, sino aquí mismo, en Salamanca, en Madrid... Esperemos que haya vocaciones, ánimos y recursos para que no ocurra.

El bollus dijo...

De todas formas, ¿es tan importante que nos calumnien? Ha pasado siempre, pasa ahora y por gracia o desgracia seguirá pasando. Si nuestros hermanos de iglesia nos critican con saña, ¿qué no pasará con la gente que no nos conoce?
Por lo que he visto, todas esas calumnias son realizadas por necios. Gente que no conoce "de la misa la mitad", que no piensa, que no tiene opinión y que lo que dice la televisión es palabra de Dios. Gente sin personalidad, muy manipulable sin cultura y orgullosa de ser inculta.
Sinceramente, las criticas de esa gente no me escandalizan. Me recuerda lo que dijo alguien: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen"

davidiego dijo...

hablar sin verla es malo,
generalizar es malo,
los integrismos son malos,
lo malo es que somos así.

(buen título)

Alberto dijo...

Amenábar es un maestro de las formas, un director que transmite, que sabe jugar con las emociones... y eso lo utiliza para lanzar un mensaje, muy claro en sus películas. Maestro en las formas, manipulador en el fondo. Solo un genio como él es capaz de transformar un acto de amor supremo como el del marido que cuida a la enferma que no quiso seguir el camino de Ramón Sampedro en algo excéntrico y egoísta. Ya andan por ahí sacándole punta: que los hechos históricos no coinciden en el tiempo, que los personajes tampoco... da igual, la intención es otra, el mensaje iba por otro camino. Pero la gente irá al cine y creerá lo que le digan. Ni más ni menos.

Lucano dijo...

Ya, Bollus, tienes razón. Si el peor escándalo es el de la desunión de los que teníamos que ser uno, "para que el mundo crea".

David, así somos. Para bien... y para mal.

Lucano dijo...

Conchero, talentos así son los mejores arietes. Confiemos en la fortaleza de nuestras puertas: abiertas pero firmes.

Ana Pedrero dijo...

Tomás: he visto Ágora y me ha encantado. La película es una crítica contra los fundamentalismos, vengan de donde vengan, y buscarle otro tipo de significado es querer rizar el rizo. Personalmente, te la recomiendo. Sé que te encantará. :)