
A Holmes y Watson me los imaginaba más como los de este sello británico que como los de esta
película norteamericana. Más de sentarse uno en la mesa-camilla, en tarde invernal, a deleitarse con la lectura o la filatelia, que a embarrarse por medio Londres y a pegar tiros por el otro medio. Más de lupa y pipa que de arma de fuego y vida en juego. Pero el precio de la fama es caro, exige entrar en acción, y estos dos unen a la fuerza de su inteligencia la maña de su desparpajo. Una extraña pareja nacida de Sir Arthur, que no puede faltar en la biblioteca, y tampoco es mal plan conocer la ultima versión cinematográfica de su criatura.
6 comentarios:
A ver si este lunes me paso a verla. La verdad es que rompe moldes... la tranquila estampa deductiva cambiada por... cómo dice... "¿su depravación no conoce límites?" jajjajajajaja
Un abrazo.
Menuda pieza el amigo Sherlock. Entretenida.
No la he visto, pero por los anuncios televisivos, me da la impresión de que estos americanos han hecho lo de siempre, han agarrado el rábano por las hojas y han destrozado la británica imagen que todos tenemos de estos personajes y de su entorno. ¡Elefantes en cacharrería!
Cordialmente,
Félix
Esa impresión me dio a mí, aunque lo cierto es que lo pasé bien. La grandiosidad de la pantalla tampoco invitaba a planos de tertulia hogareña en Baker Street.
Yo la vi anoche y, si bien sí que es entretenida, es una ruptura completa con la fisonomía arquetípica del personaje (de los personajes). Lo que menos me gustó, quizá fue su tratamiento del archienemigo de Holmes, buscando -imagino- una secuela inminente.
Es que la cosa no puede quedar así. Sin haberle visto, acaba uno "odiando" a Moriarty.
Publicar un comentario